Hoy, los venezolanos pasan media vida a oscuras, una imagen que es la mejor muestra de la crisis energética que vive el país. Del otro lado, hay una industria, la eléctrica, que ha puesto un pie en el siglo XIX y que supone, además, el principal lastre para la reactivación económica. Gobierne quien gobierne.
«Venezuela está 130 años atrás, a finales del siglo XIX. Es impactante pero no hay manera de describir lo que está ocurriendo», explica a Efe el ingeniero eléctrico y profesor de la Universidad Central de Venezuela (UCV) Víctor Poleo .
Según detalla, para comprender la «agonía actual» del sector hay que observar que se estima que la capacidad termoeléctrica activa está entre 1.500 y 2.000 megavatios, cuando la instalada es de 15.000 megavatios, es decir, apenas un 10 %.
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Cifras del Fondo Monetario Internacional (FMI), que suple la falta de datos oficiales, detallan que el PIB venezolano cayó un 65 % entre 2014 y 2019; una caída devastadora que ha dejado al país prácticamente sin industria o comercio.
Un informe reciente de un grupo de expertos al que tuvo acceso Efe estima que la reactivación del sistema eléctrico venezolano tendría un coste estimado de unos 15.000 millones de dólares; con una variación que lo podría elevar hasta los 18.000 millones.
Para el ingeniero, lo que han buscado las autoridades venezolanas es «aparentar que estaban resolviendo un problema»; el de la falta de energía, cuando «en realidad lo estaban agravando y, bajo esa excusa; políticamente logró domesticar la población, asfixiarla y financieramente logró excusas para robar».
Con información de EFE