En las últimas semanas la pandemia del coronavirus se intensificó en Portugal. El país registró en un día 275 muertos y casi 7.000 ingresos en centros sanitarios.
En los hospitales se mantiene la alerta porque los ingresos desbordan su capacidad, aunque por primera vez en semanas se registró una leve caída en los contagios diarios, 5.805.
El colapso alcanza también a los crematorios en zonas como Lisboa, donde los funerales acumulan retrasos de entre 3 y 7 días. Las autoridades sanitarias pidieron a los hospitales y funerarias que aumenten la capacidad de sus morgues.
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Las trágicas cifras de la pandemia en Portugal durante enero, 5.576 muertos por coronavirus, una media de 180 diarios, ha desbordado los servicios funerarios. «Tenemos zonas con aumentos del 80 % y otras del 40 %. Depende de la dimensión de la ciudad y la presión de la pandemia», señaló a Efe Paulo Carreira; director general de negocio de Servilusa, una de las principales funerarias del país.
Vacunación a la espera
Mientras la pandemia avanza, Portugal sigue con su plan de vacunación, pero sin prisas. Es uno de los países de la Unión Europea con el porcentaje de primeras dosis más bajos, según datos del Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades.
Después de empezar con residencias y sanitarios en primera línea, este lunes se comenzó a vacunar también a otros grupos prioritario. Entre los que están los titulares de órganos de soberanía, una decisión que no ha suscitado consenso en el país, donde algunos diputados incluso se han negado a recibir ya su dosis.
La vacunación también ha dejado otros casos polémicos, como el conocido este lunes en Famalicão, donde el administrador de un hospital decidió vacunar a su mujer e hija; a trabajadores que ejercen funciones de conductor y portero y a familiares de otros empleados.