Hace un mes el régimen de Nicolás Maduro anunció un nuevo mecanismo para el control de precios en Venezuela. Hasta ahora, la medida ha sido completamente ineficiente ante la creciente inflación que vive el país.
El país sudamericano acumula 6 años en recesión, y desde hace 2, está inmerso en una espiral hiperinflacionaria.
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El control de precios en Venezuela impulsado por Maduro, afectó a 27 productos de la cesta básica. Desde finales del mes pasado, estos tienen «precios acordados» con los productores, según dijo entonces el vicepresidente del área económica, Tarek El Aissami. Además, el régimen ordenó la supervisión de las ventas de Alimentos Polar, el mayor conglomerado alimentario privado del país.
Aunque el primero de mayo el régimen decretó un aumento del 60 %, actualmente el ingreso mínimo se sitúa en apenas 2,23 dólares por mes según la tasa de cambio oficial.
Entonces, ¿por qué fracasaron estas medidas en Venezuela?
1- Continuo aumento de la inflación
La Asamblea Nacional ubicó en 80% la inflación de precios de abril en Venezuela, cuatro veces más alta que la reportada en el mes de marzo.
«La estrategia seguida por el Gobierno para tratar de estabilizar los precios de ninguna manera puede lograr una estabilización», dijo a Efe el presidente de la firma Datanalisis, Luis Vicente León. Además, pronosticó un repunte de la inflación en el país.
León advirtió que el régimen de Maduro «alimenta» la inflación con la inyección de dinero sin respaldo para «llenar un hueco fiscal». Esto producto de la contracción del flujo de caja por la caída no solo de la producción petrolera, sino también de los precios del crudo.
2- Control de precios sin efecto
Esta estrategia ha sido utilizada por la administración chavista casi desde su llegada en 1999. Pero los últimos controles realizados entre 2014 y 2018, provocaron una grave escasez de alimentos básicos y medicinas.
Durante 2019, Maduro permitió a los productores colocar precios según su estructura de costos, además de flexibilizar el uso del dólar; lo que permitió el abastecimiento de los comercios, visto casi como un milagro después de un lustro de una grave escasez.
Este es el punto que destaca Luis Vicente León como diferencia con controles anteriores. «Los precios son similares a los que ya existían, no hubo un intento de reducirlos, algunos de ellos se fijaron incluso por encima de los precios que había en el mercado en ese momento», dijo León sobre el nuevo control de precios en Venezuela.
En esta oportunidad, la medida establece en dólares los precios máximos de los productos, lo que protege a las empresas de la inflación; y, además, reconoce los costos de producción.
3- Mucho ruido para pocas nueces
Para León, el nuevo control es más un «ruido político» que una acción económica real, puesto que no atajará la inflación al no atacar los problemas reales que la causan.
Por su parte, el economista Jesús Casique, indicó que es probable que las autoridades «se hagan la vista gorda» ante algunas irregularidades, no de los empresarios, sino de los responsables fiscales y monetarios del país.
«Los controles nunca han funcionado y en la visión del Gobierno siempre hay que buscar un culpable: está a la vista que (para el Gobierno) son los empresarios», señaló.
4- Riesgo permanente
León señaló que, si bien el control no produjo la escasez y la paralización de plantas que los expertos vaticinaron, no puede decirse que el mecanismo sea positivo.
Maduro suavizó su discurso ante la inevitable dolarización de facto que atraviesa el país; y señaló que era una «válvula de escape» que ayudaba a la autorregulación de la economía. Anteriormente, la diferencia entre el dólar oficial y el paralelo se medía en decenas; sin embargo, ahora están casi a la par. Tanto el dólar oficial del Banco Central como el «dólar negro» presentan variaciones diarias.
Casique señaló que, a la larga, los controles terminan por crear distorsiones en las economías, y que son enemigos de las libertades económicas y la propiedad privada.
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5- Sentencia al Bolívar
El presidente de Datanalisis afirmó que al establecer los precios en dólares, se decreta la sentencia de muerte del bolívar.
Esta situación deja en seria dificultad a aquellas personas que todavía perciben únicamente ingresos en bolívares.
Según algunos cálculos independientes, unas siete millones de personas mantienen ingresos en bolívares que no suponen, incluso en los mejores casos, los 10 dólares por mes.
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