Estados Unidos, Brasil, Colombia y los países del Grupo de Lima, entre otros, dejaron ver este martes el rechazo de media América a la instalación de la nueva Asamblea Nacional (AN) de Venezuela, y confirmaron el apoyo al líder opositor Juan Guaidó, que instaló un Parlamento paralelo conformado por decenas de diputados cuyo período expiró.
Así, desde Washington, el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, aseguró que Estados Unidos «reconoce al presidente interino Juan Guaidó como el presidente legítimo de Venezuela. El presidente Guaidó y la legítima Asamblea Nacional fueron elegidos libremente en 2015 por el pueblo de Venezuela».
Pompeo dijo, poco después de que se instalara el nuevo Parlamento encabezado por el exministro chavista Jorge Rodríguez, que «el 6 de diciembre de 2020, el régimen ilegítimo de Maduro organizó elecciones legislativas fraudulentas en Venezuela; (…) Este cuerpo, elegido de manera fraudulenta, ocupa ahora el Palacio Legislativo Federal en Caracas».
El ministro brasileño de Relaciones Exteriores, Ernesto Araújo, afirmó en un mensaje en las redes sociales que los diputados elegidos en diciembre se beneficiaron de una farsa para favorecer al presidente Nicolás Maduro; y que por ese motivo el mayor país latinoamericano seguirá reconociendo a la Asamblea Nacional elegida en 2015 y que es liderada por el líder opositor Juan Guaidó.
Asimismo, el Gobierno colombiano reiteró que no reconoce a los nuevos miembros de la Asamblea Nacional de Venezuela y que sigue apoyando al líder opositor Juan Guaidó.
El Ministerio de Relaciones Exteriores recordó en un comunicado que «Colombia no reconoce legitimidad ni legalidad a los comicios fraudulentos del 6 de diciembre de 2020; en consideración a la manera antidemocrática e irregular con la que se adelantaron los mismos».
En la misma línea, el Gobierno de Costa Rica expresó que desconoce a la Asamblea Nacional venezolana dominada desde este martes por el chavismo.
«El Gobierno de Costa Rica reafirma que no reconoce la legalidad ni la legitimidad de la Asamblea Nacional instalada el día de hoy«, resultado de «un proceso que no contó con las garantías mínimas de transparencia, de inclusividad; de amplia participación de todos los actores, y de supervisión independiente».
Todos esos factores «constituyen una flagrante violación del estado de derecho«, agregó el texto oficial.
El Gobierno chileno también expresó su rechazo al Parlamento de mayoría chavista que se instaló en Venezuela, al considerar que «carece de legitimidad», y reiteró su respaldo al líder opositor Juan Guaidó.
«La dictadura de Nicolás Maduro ha instalado una Asamblea que carece de toda legitimidad, ya que tuvo su origen en una elección fraudulenta»; dijo el canciller chileno, Andrés Allamand, en referencia a los comicios legislativos del pasado 6 de diciembre en Venezuela.
El Grupo de Lima desconoció también en una declaración a la nueva Asamblea Nacional (AN, Parlamento) de Venezuela, liderada por la bancada chavista; y reconoció al líder opositor Juan Guaidó.
«No reconocemos la legitimidad ni la legalidad de la Asamblea Nacional instalada el 5 de enero de 2021. Esta Asamblea Nacional ilegítima es producto de las elecciones fraudulentas del 6 de diciembre de 2020, organizadas por el régimen ilegítimo de Nicolás Maduro».
El documento fue firmado por los gobiernos de Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, Paraguay y Perú; miembros del Grupo que fue creado en Lima en agosto de 2017 con el propósito de encontrar salidas a la crisis en Venezuela.
En paralelo, la Cancillería de Uruguay difundió un comunicado en el que reiteró que considera que las elecciones celebradas en Venezuela el pasado 6 de diciembre no fueron llevadas a cabo «de conformidad con los principios y valores democráticos; al no existir garantías para la participación libre y en igualdad de condiciones de los grupos de la oposición».
Uruguay «no reconoce la legitimidad» del Parlamento venezolano, instalado este martes; debido a que, según la Cancillería del país suramericano, salió de unas elecciones «sin las mínimas garantías de transparencia, inclusión y verificación».
Por su parte, República Dominicana expresó que sigue con «suma preocupación» la «crisis humanitaria y el deterioro de la democracia y los derechos humanos en la hermana República Bolivariana de Venezuela»; al tiempo de rechazar la «legitimidad» de la Asamblea Nacional instalada en ese país.
El país caribeño afirmó que la Asamblea Nacional, de mayoría absoluta chavista, es resultado «de un proceso electoral sin las mínimas garantías democráticas; rechazado ampliamente por la comunidad internacional, incluyendo a nuestro país».
El chavismo, que gobierna en Venezuela desde 1999, asumió nuevamente el mando con mayoría en el unicameral Parlamento del país tras un lustro en el que la oposición dominó el Legislativo; aunque sin poder real y práctico para controlar o sancionar al Ejecutivo de Maduro.
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