Este fin de semana el régimen de Nicolás Maduro anunció la llegada de 252 cisternas chinas para intentar solventar la fuerte escasez de agua en Venezuela, y que ahora se concentra en la capital.
La semana pasada una explosión en uno de los principales sistemas de bombeo de Caracas, que el régimen atribuye a sabotaje, dejó sin agua a gran parte de los hogares del Distrito Capital.
Ante este escenario, el ministro de Relaciones Interiores, Néstor Reverol, dio inicio al «Plan Complementario Nacional de Abastecimiento de Agua». Estará enfocado en distribuir las cisternas en 188 municipios de Venezuela. Principalmente en la región capital.
El problema del agua en Caracas no es nuevo. Y a simple vista se puede ver que las cisternas no serán la solución para Venezuela. María Villarroel, neumonóloga del hospital Magallanes de Catia, dijo a Efecto Cocuyo que antes del 7 de mayo, tenían «tres semanas que no llegaba una gota de agua».
Por otra parte, la encuesta Impacto COVID-19, organizada por el equipo del presidente encargado, Juan Guaidó; reportó que para este 17 de mayo 73.8% de los venezolanos dijo que recibe agua de forma irregular «y de baja calidad». El 21.2% señaló que «hace más de 7 días no recibe suministro de agua».
A pesar de que en primera instancia Néstor Reverol dijo que para el domingo podrían comenzar el bombeo, este lunes continúa la sequía en Caracas.
El alcalde del municipio El Hatillo- en el sureste de Caracas- Elías Sayegh; afirmó que es «imposible que la alcaldía pueda llevar agua por cisterna a cada uno de los más de 120 mil vecinos Hatillanos». Agregó que desde Hidrocapital- empresa estatal que se encarga de la distribución de agua- informaron que el miércoles será el próximo ciclo de bombeo.
En 2019, UNICEF emitió un reporte en el que alertaba sobre la situación del agua en Venezuela. «Adultos y niños llevan botellas y cubos vacíos por las calles a fuentes públicas, pozos urbanos y estaciones de bombeo»; pues no reciben el suministro por tubería.
Además, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, advirtió que «los niños corren el mayor riesgo. El consumo inseguro de agua causa diarrea, amebiasis y otras enfermedades».
La diputada Mariela Magallanes, denunció que este plan con cisternas de Maduro busca «imponer y distribuir el nuevo negocio de los criminales que se lucran de la necesidad».
A través de su cuenta en twitter, dijo que el régimen pretende «vender en dólares» a los ciudadanos el servicio de agua.
La ONG Transparencia Venezuela advirtió que los problemas de agua son producto de «la ausencia de planificación, obras inconclusas, corrupción y falta de talento humano capacitado». Alertó que en medio de la pandemia por el COVID-19 el derecho al agua es una «deuda pendiente con los venezolanos».
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