La figura de Hugo Chávez inunda cada rincón de Venezuela en forma de pintura, mural, pancarta o canción. Pero el paso del tiempo desafina las notas y difumina la mirada del líder latinoamericano en esos retratos que, hasta hace poco, se mantenían intactos, casi nuevos.
Chávez estuvo en la presidencia desde 1999 hasta su muerte en 20143, cuyo testigo tomó, Nicolás Maduro, avalado por el movimiento al que dio nombre su antecesor: el chavismo.
Su nombre parece imborrable, al menos mientras el PSUV siga en el poder. En cada evento, cada convocatoria pública, manifestación, acto o reunión chavista, se corea al unísono la consigna «Chávez vive», como si de un eslogan político se tratase.
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Los detractores del chavismo ven, o quieren ver en esas imágenes, cada vez menos perceptibles, el fin de una etapa que dura 20 años: la era del Gobierno socialista, ahora liderado por Maduro, cuyas fotografías proliferan en detrimento del otrora todopoderoso Chávez.
-CHÁVEZ SIEMPRE VIVO EN «ALÓ, PRESIDENTE-
Los dirigentes chavistas se niegan, de uno u otro modo, a que desaparezca la figura y la palabra de quien les dio razones para continuar su doctrina política y social, que sigue proclamando siete años después de su muerte con la reposición del programa presidencial «Aló presidente».
Cada domingo, desde su fallecimiento, se sigue emitiendo el mundialmente comentado programa, que transmitían televisiones y radios del Sistema Nacional de Medios Públicos de Venezuela.
– MADURO, ¿HEREDERO POLÍTICO DE CHÁVEZ?-
Las imágenes de Chávez en las calles de Venezuela han dado paso a las de Maduro, pero si hay algo que defensores y detractores del chavismo tienen claro es que Nicolás Maduro «nunca podrá hacer sombra al que fue el artífice de aciertos o errores que sus herederos buscan emular».
Aun sin pretender comparar a uno con otro, es frecuente escuchar en tertulias o conversaciones populares, que «Chávez es irrepetible», para lo bueno y lo malo.