Estados Unidos incluyó nuevamente a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, a tan solo nueve días de que finalice el mandato del presidente Donald Trump.
Cuba estuvo en la lista desde 1982 hasta 2015, cuando el entonces presidente estadounidense, Barack Obama, sacó al país de esa lista; en un esfuerzo por mejorar las relaciones con la isla. Un año después de esta medida, Cuba y Estados Unidos reanudaron sus relaciones diplomáticas.
En esta oportunidad, el secretario de Estado, Mike Pompeo, aseguró que la decisión de Washington busca enviar un mensaje claro: «el régimen de los Castro debe poner fin a su apoyo al terrorismo internacional y a la subversión de la justicia estadounidense».
Pompeo acusó al Gobierno cubano de haber “alimentado, alojado y brindado atención médica a asesinos, fabricantes de bombas y secuestradores; mientras muchos cubanos pasan hambre, no tienen hogar y no tienen medicinas básicas”.
Estados Unidos justificó su decisión por la negativa de La Habana a extraditar a diez líderes de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Los guerrilleros viajaron a la isla para mantener negociaciones con el Gobierno colombiano durante el proceso de paz. Sin embargo, Colombia solicitó la extradición de estas personas luego de que el ELN se atribuyera la responsabilidad en un atentado contra una escuela de la Policía en Bogotá. En este ataque murieron 22 personas.
La inclusión de un país en la lista negra de terrorismo implica trabas al comercio y más sanciones; pero sobre Cuba ya pesan todas esas restricciones debido al embargo comercial y financiero. Por ejemplo, los países de esta lista no pueden acceder a préstamos del Fondo Monetario Internacional y otras instituciones globales.
De allí que la medida buscará sancionar a “personas y países que se dedican a cierto comercio con Cuba, restringe la ayuda exterior de EE.UU; prohíbe las exportaciones y ventas de defensa e impone ciertos controles a las exportaciones de artículos de doble uso”.
El ministro cubano de Exteriores, Bruno Rodríguez, calificó de «hipócrita y cínica» la decisión de la Casa Blanca de incluir a Cuba en la lista de patrocinadores de terrorismo.
Rodríguez agregó que el «oportunismo político» de esta acción «es reconocido por todo el que tenga una preocupación honesta ante el flagelo del terrorismo y sus víctimas».
Por su parte, la administración de Nicolás Maduro acusó a Estados Unidos de manipular y politizar la lucha contra el terrorismo; con el fin de promover una agenda de «desestabilización y de continua agresión contra» Cuba.
«Es evidente, asimismo, la intención de dejar minado el camino para dificultar una reaproximación entre el Gobierno entrante de la Casa Blanca y el Gobierno revolucionario de Cuba«, agregó la Cancillería venezolana en un comunicado.
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