Este lunes, luego de presionar al gobierno de Jair Bolsonaro y con el Cristo Redentor de fondo, Brasil comenzó su campaña de vacunación contra el coronavirus.
El país comenzó el proceso con la vacuna del laboratorio chino Sinovac, la cual fue aplicada a dos mujeres. Teresinha da Conceição, de 80 años, y la auxiliar de enfermería Dulcineia da Silva, de 59 años; quien se mostró visiblemente emocionada durante la ceremonia.
Ambas fueron vacunadas por Adélia Maria dos Santos, de 71 años, una de las fundadoras del Programa de Inmunización de Río; y quien trabajó en las primeras campañas de vacunación contra el sarampión.
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Por otra parte, el Ministerio de Salud realizó un amplio despliegue para distribuir las dosis de la vacuna a todas las regiones de Brasil.
De las seis millones de dosis disponibles, 4.636.936 comenzaron a ser enviadas por el Gobierno federal a los diversos estados con el apoyo de las Fuerzas Armadas; mientras que otras 1.357.640 permanecerán en Sao Paulo.
Durante el traslado se presentaron problemas logísticos, lo que retrasó el inicio de la vacunación en diversos puntos de Brasil. Por ejemplo, en Río de Janeiro, las dosis llegaron varias horas después de lo previsto.
Guerra de vacunas
Un día antes del inicio del programa de vacunación oficial de Brasil, Sao Paulo aplicó las primeras dosis de la llamada Coronavac. Este es el antídoto desarrollado por Sinovac y el Instituto brasileño Butantan, adscrito a la gobernación paulista.
La importación de la Coronavac y la transferencia de su tecnología al Butantan fue promovida por el gobernador de Sao Paulo, Joao Doria, el principal rival político de Bolsonaro.
El presidente brasileño criticó públicamente la Coronavac y levantó dudas sobre su eficacia, pero este mismo lunes recalcó que «la vacuna es de Brasil, no de ningún gobernador».