Las eliminatorias mundialistas de la Conmebol se reanudan esta semana y lejos de sentir emoción y expectativas, hay una desesperanza generalizada dentro de la afición Vinotinto. Las dos derrotas en las primeras dos jornadas –goleada ante Colombia y por la mínima diferencia frente a una insípida Paraguay- fue un gancho al hígado para todo el entorno de la selección que ya estaba golpeada después de la abrupta salida de Rafael Dudamel.
Los que vivieron el denominado “boom vinotinto” a corta edad, no tenían conocimiento de este sentimiento de desesperanza, porque en aquella época la ilusión de las victorias era una constante. Sin embargo, las generaciones más avanzadas conocen este sentimiento a la perfección. Es el sentimiento de la época de las goleadas y las abultadas derrotas de los años 70, 80 y 90.
La única percepción que hay horas antes de que Venezuela enfrente a Brasil y Chile es de una goleada en contra, tal como la debieron sentir nuestros padres y abuelos en aquella época. No hay intención de ser pesimista, pero las primeras dos presentaciones de la selección nacional no invitan a otra cosa.
Sentimos que hemos retrocedido décadas futbolísticamente. No sabemos cómo una selección cambió tanto en meses. El cambio de técnico y la desastrosa gestión de la Federación Venezolana de Fútbol pudieron influir, pero va mucho más allá. A los jugadores les faltó corazón, garra, o como decía César Farías: “jugar con el cuchillo entre los dientes”.
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Sería muy simplista echarle toda la culpa al portugués José Peseiro, quien tiene responsabilidad, pero a los jugadores también les toca su pedazo de crítica y amargura.
A Peseiro, un entrenador sin experiencia ni conocimiento del fútbol sudamericano, lo lanzaron a los leones, pero esa parte de la culpa la tiene quien lo contrató, no el técnico. Lo cierto, es que hoy añoramos las épocas de Richard Páez, César Farías e incluso de Dudamel. Y cómo no, si durante dos décadas las victorias de la Vinotinto eran una de las pocas buenas noticias que recibía un país en crisis.
Hace apenas un año, en Copa América, al enfrentar a Brasil se veía una oportunidad de romper la historia, ahora solo se ve presión. Contra Chile es la misma sensación.
El no ganar en los próximos dos compromisos pondrá a la Vinotinto en el foso de las eliminatorias con 12 puntos jugados y ninguno conseguido, al borde de una nueva eliminación del Mundial y con el dilema de qué hacer con Peseiro, el técnico extranjero que muchos “eruditos del fútbol” pedían a gritos.
A Richard Páez lo crucificó el público de San Cristóbal en una victoria extraña ante Bolivia 5-3. César Farías se retiró al no lograr el objetivo después de dos eliminatorias mundialistas. A Noel Sanvicente lo decapitaron entre la FVF, los jugadores, la prensa y el público. Muchos pidieron la cabeza de Dudamel después de haber perdido en cuartos de final de la Copa América 2019 contra Argentina ¿Qué pasará con el portugués si le vuelven a endosar dos derrotas? O una pregunta más interesante ¿Quién podría venir luego de Peseiro?
Mientras pensamos en la respuesta, el entorno Vinotinto está entre la añoranza del pasado y la tragedia que se avizora en el futuro.
Francisco Ríos Sperandio
@ciscoxrios
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