Por primera vez desde 2013 no habrá exaltados al Salón de la Fama de las Grandes Ligas. Algo que pudiera ser una noticia escandalosa, se está convirtiendo en algo normal. Se pude tratar de una extrema rigidez de La Asociación de Escritores del Béisbol de los Estados Unidos (BBWAA), pero también se puede considerar como una hipocresía.
Nadie sabe cuáles son los parámetros para que un pelotero pueda ser exaltado a Cooperstown. En realidad nadie conoce los criterios con los que se entregan los galardones en los distintos deportes. Por eso, existen los debates sobre el Balón de Oro en el fútbol, el MVP en la NBA y la exaltación al Salón de la Fama de la MLB.
No existe criterio alguno, es mera subjetividad de la persona que tiene derecho al voto. Por eso, nuestro compatriota Juan Vené no vota por Omar Vizquel y niega que hay venezolanos en la lista, cuando el nombre del campo corto y de Bob Abreu resaltaban. Ese es el criterio de don Juan.
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Hablemos de otros hechos polémicos. Derek Jeter se quedó a un voto de lograr la unanimidad. Greg Maddux, Randy Johnson, o Mike Mussina no fueron unánimes, cuando todos (periodistas, peloteros y opinión pública) estaban de acuerdo que esos peloteros tenían que entrar al Salón de la Fama.
Voy a revertir la pregunta para que quede más claro: ¿Cuál fue el criterio para no votar por estos peloteros? Hay que tener guáramo, como dicen en Venezuela, para no darle su voto a Jeter, Maddux, Musina o Johnson, peloteros con una carrera intachable.
El que estuvo más cerca de ser exaltado a Cooperstwon este año fue el derecho Curt Schilling, un lanzador que ganó tres Series Mundiales y uno de los mejores lanzadores desde los 90 hasta su retiro. Sin embargo, sus implicaciones políticas, apoyo confeso a Donald Trump y comentarios en contra de musulmanes, homosexuales, latinos, y personas transgénero dañan su imagen.
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Barry Bonds, máximo jonronero de todos los tiempos, y Roger Clemens, el mejor lanzador del béisbol de los años 80 y 90, ganador de siete premios Cy Young, también están en la boleta. No fueron exaltados por el consumo de esteroides. Un argumento de peso, pero nadie niega el talento que tenían. Si ellos hubieran sido los únicos peloteros en usar las sustancias prohibidas, quizás hubieran sacado ventaja, pero las Grandes Ligas es un océano de uso de esteroides. Si tienen alguna duda, podrían consultar a José Canseco. Incluso, es probable que alguno de los peloteros ya exaltados, haya consumido sustancias prohibidas.
Finalmente, está el caso emblemático de Pete Rose, el jugador con más hits en la gran carpa, con 4.256. Sin embargo, su vinculación con las apuestas hicieron los periodistas de la BWAA lo vetaran.
Esto nos pone a pensar, cuál es el criterio para entrar a Cooperstwon: Se evalúa lo estrictamente deportivo, o se toma en cuenta la ética, el comportamiento fuera del campo, la tendencia política y las aficiones de los peloteros. Mientras desciframos el dilema sigue presente la hipocresía de Cooperstown.