Contra viento, marea, crisis política, social, económica y COVID-19, la pelota sale adelante. Al béisbol profesional venezolano siempre le lanzan el salvavidas para que salga a flote. Una suerte que quisiera tener la Liga Profesional de Baloncesto u otros deportes, pero el entretenimiento nacional tiene sus privilegios.
Desde hace cuatro años, cuando la Liga Venezolana de Béisbol Profesional dejó de ser sustentable económicamente por la reducción de los patrocinadores privados, entró en juego la estatal petrolera venezolana Pdvsa para inyectar hasta 12 millones de dólares (temporada 2018-2019) para que se llevara a cabo el béisbol.
El hecho de que no se realice la temporada del béisbol profesional venezolano es señal de que el país no marcha por buen camino. La única vez que se suspendió la pelota fue en la temporada 2002-2003, a causa del paro petrolero y el conflicto político que aconteció ese año. Desde entonces la ayuda gubernamental siempre ha estado presente. De alguna manera el béisbol sirve para tapar la crisis y aparentar una relativa normalidad. Es decir, el pan y el circo que los políticos necesitan para mantener a la población distraída y entretenida.
La crisis social, económica y política se equilibra con el entretenimiento, las sanciones de los Estados Unidos y la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) se contrarresta con los recursos que otorga Pdvsa. Sin embargo, este año había que vencer un enemigo más fuerte: el COVID-19.
Desde la LVBP se guardaba un silencio que atormentaba a los aficionados y a los jugadores. No fue hasta principios del mes de noviembre cuando Nicolás Maduro anunció que sí se llevaría a cabo la temporada de béisbol, una muestra más de que la LVBP ya no tiene autonomía.
La directiva de la liga y los equipos tuvieron que correr para armar el calendario, la logística y conformar los róster. Así entre la improvisación y el desorden la temporada de béisbol comenzará el próximo 27 de noviembre y el juego inaugural será Cardenales de Lara y Águilas del Zulia.
Por segundo año consecutivo se rompe la tradición muy venezolana de comenzar la pelota el fin de semana largo del 12 de octubre. Pero también es la primera vez en la Historia que no se realiza el emblemático juego de la Chinita. Es cierto, es un año atacado por la pandemia del coronavirus, pero la desorganización también estuvo a la orden del día.
Muchos esperan el béisbol porque ansían el entretenimiento, otros critican la realización de la temporada en un país que aunado a la pandemia, se ha empobrecido, la hiperinflación derrota a los salarios, hay constates cortes eléctricos, ausencia de agua y escasez de gasolina. Sin embargo, las autoridades prefieren “fingir demencia” como dicen por ahí . Lo cierto es que el béisbol profesional venezolano pasó de ser un gran espectáculo a convertirse en el pan y el circo con el que los políticos tapan un poco la realidad país.
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