Esta semana la noticia sobre la potencial anulación de un fallo legal que protegía a las mujeres con el derecho al aborto en EE.UU ha generado toda clase de polémicas. Hay otras consecuencias legales y de percepción social que vale la pena resaltar y sobre las que nuestra editorialista Floralicia Anzola ha querido escribir hoy.
Nos invita entonces a leer las reflexiones de la columnista Moira Donegan en el diario británico The Guardian sobre las implicaciones que tiene la posibilidad de que la Corte Suprema de Estados Unidos anule en junio el fallo Roe Vs Wade de 1973.
“Algunos dudan si Estados Unidos puede seguir llamándose una democracia ahora que el poder de adoptar políticas ha sido tomado por tribunales no electos cuyas decisiones están desfasadas e ignoran la opinión pública”
Advierte la columnista que el borrador redactado por el juez Samuel Alito “representa el enfoque más odiosamente maximalista que podía haber adoptado el Tribunal. Además de anular el fallo de Roe y el fallo de Casey, el borrador expresa un desprecio absoluto por la noción de que la Constitución de EEUU protege la autonomía de las mujeres con sus cuerpos, al articular una visión rígida de los derechos individuales. Según el borrador, solo las libertades que tengan un sólido precedente histórico o estén explícitamente nombradas en la Carta Magna podrán ser protegidas por el Tribunal”
Si se llevase a su conclusión lógica, explica Donegan, la interpretación pondría fin a muchos otros derechos de los estadounidenses que el Tribunal ha venido reconociendo a pesar de no estar escritos explícitamente en la Constitución. Entre ellos, el derecho a los anticonceptivos o el derecho al matrimonio homosexual.
El martes pasado, el congresista por Florida, Matt Gaetz, ofreció un ejemplo del tipo de sociedad que él valora y cómo imagina el rol de las mujeres en la misma. “¿Cuántas de las mujeres que se manifiestan contra el derrocamiento de Roe son millennials sobre educadas y sub-amadas o poco queridas que regresan tristemente de las protestas a una cena solitaria en el microondas con sus gatos y sin pretendientes?”
Lo escribe en su twitter un funcionario, quien permanece bajo investigación por posible tráfico sexual de menores, que debe servir a su país, incluso a esas mismas millennials que subvalora. Se pregunta Floralicia: ¿Cómo puede estar sobre-educada una mujer? ¿Existe eso? Acceder al conocimiento con cada vez mayor profundidad y educarse en un mundo que aún no brinda equidad de género, es acaso “Educarse de más”?
La idea de que las jóvenes millenials que luchan activamente por sus derechos son poco atractivas y frígidas es definitivamente una muestra de los argumentos misóginos más decadentes.
¿Cuántos hombres que argumentan en contra del derecho de las mujeres a tomar decisiones médicas sobre sus cuerpos aceptarían perder ellos ese mismo derecho?
Volvemos con Donegan: “La repentina ilegalidad del aborto a partir de junio en una mayoría de los estados creará nuevos problemas legales que erosionarán rápidamente otros derechos individuales. Los estados republicanos tratarán de limitar los desplazamientos a otros estados cuando las mujeres crucen sus límites con el objetivo de recibir atención médica. Muchas de las mujeres que encuentren formas de interrumpir su embarazo serán detenidas con demandas penales, y algunas serán condenadas. Muchos médicos que traten a pacientes con complicaciones del embarazo que ponen en peligro sus vidas no sabrán qué hacer y, por miedo a las consecuencias legales, las dejarán morir. Algunos de los que tomen la otra opción, ayudar a sus pacientes a seguir con vida, serán arrestados”
En The Cut, la columnista Rebecca Traister reflexiona sobre el rol tan cuidadoso y aséptico que han tomado los demócratas frente al tema del aborto, que siempre se considera un tema delicado que puede generar reacciones contrarias en los votantes. Dice: “¿cuántas personas enfrentarán la criminalización, los nacimientos forzados y la incapacidad de obtener la atención que desean o necesitan, para que los demócratas puedan obtener un par de asientos oscilantes?”
Volvamos con Donegan de The Guardian, quien advierte: “Que el Estado obligue a una persona a mantenerse embarazada no es equivalente a que la obligue a pagar impuestos. No es algo que ocurra en un juzgado o en un balance, sino dentro de su cuerpo”.
¿Tienen o no las mujeres control sobre su propio cuerpo o puede el Gobierno imponer su voluntad incluso dentro de los propios órganos de las mujeres?
( ¿Pueden las mujeres tener la libertad para elegir su propia familia, mantener su salud y moldear sus propias vidas o esa libertad puede ser restringida por su género, por el hecho de ser mujer? Es muy peligroso aceptar este nuevo rumbo en la política. Y se pregunta Floralicia: ¿Queremos las mujeres volver al pasado o es que nunca estuvimos en el futuro?
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