En Venezuela vivir con miedo ha pasado a ser algo natural.
Miedo al escuchar tiroteos en el barrio, ¿por dónde viene la bala?
Miedo a quedarse sin agua y no haber conseguido como almacenarla a tiempo. Miedo a que la electricidad no regrese y la comida en el refrigerador que tanto esfuerzo cuesta pagar se dañe o que regrese la luz tan inestable, y se afecte el aparato.
El miedo está en la cola del mercado, cuando frente al anaquel hay que elegir qué se puede o no comprar y también frente a la caja para pagar ¿alcanzará?
El miedo es el insomnio del padre que no sabe cómo llevar a su casa, en el día que comienza, algo que alimente a su familia.
Los venezolanos se sobreponen al miedo a vacunarse, los pocos que lo han conseguido, porque no pueden confiar en la vacuna que le inoculan. ¿Será una vacuna probada? ¿Habrá sido almacenada y mantenida en frío? De verdad ¿me protegerá?.
Miedo siente la madre que no encuentra cómo dializar a un hijo enfermo o que no consigue el órgano donado para el trasplante. También esa emoción sienten quienes viven cerca de embalses o ríos, no ha habido mantenimiento ni prevención y ahora se suma la sentencia que imponen las lluvias.
Miedo sentimos todos al leer las noticias. “En Mérida tras llover varias horas en el Valle del Mocotíes, gigantescas rocas y aluviales de barro cayeron en poblados y vecindades. Algunos titulares hablan de 19 fallecidos”. El gobernador Ramón Guevara habla de 20 muertes y 17 desaparecidos.
Otro titular.El río San Pedro, en Los Teques, Estado Miranda, tuvo una crecida el 11 de agosto que arrasó con varias casas y carreteras, dejando a su paso una cifra de 508 personas damnificadas, 135 viviendas afectadas, 6 desaparecidos.”
Y sigue, Apure, Bolívar, Portuguesa, Sucre, Yaracuy y Zulia. Más de 54 mil personas afectadas en el país.
El venezolano que ha migrado, también siente miedo. Es el temor a ser rechazado. La xenofobia hace de las suyas en Colombia, en Chile. El que pidió asilo en Estados Unidos espera por la decisión de la Corte y teme. Es un miedo nuevo el que se instala, es el miedo a no pertenecer.
Mientras tanto, en México se da un diálogo entre el régimen de Maduro y la oposición. El venezolano tiene miedo otra vez, ¿Será creíble un compromiso entre ellos? ¿Llegarán a mi los beneficios de un acuerdo?. Es el miedo a volver a creer y derrumbarse.
Elecciones en noviembre y más miedo. Vemos cómo la oposición va desunida sin entender el valor de los candidatos únicos, de la tarjeta única, del llamado unido a la elección. Sin comprender la importancia de preparar a los defensores del voto. Entonces, regresa el miedo. El miedo a perder lo poco que queda de dignidad, de gobernanza.Miedo al que gobierna.Miedo también, al que aspira a gobernar.
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