FA/CMR
Hoy el PSUV, el partido gobernante de Venezuela, instala un congreso que controlarán en un 91%, tras las elecciones del 6 de diciembre de 2020. Elecciones que sabemos fueron en todo su proceso y resultado fraudulentas, pero que cambian el escenario.
Para muchos el dÃa de hoy equivale al final simbólico de los 5 años de lucha, entre tantos otros, que inició la oposición tras la victoria de las elecciones parlamentarias del 2015. A principios del 2019, todo indicaba que Nicolás Maduro estaba en su momento más vulnerable cuando más de 50 paÃses no reconocieron su reelección y en cambio apoyaron la designación como Presidente interino, de Juan Guaidó quien era entonces Presidente de la Asamblea Nacional.
No ha bastado el colapso económico, las sanciones, ni las amenazas que vendÃan la idea de una pronta intervención extranjera, Maduro sigue en el poder apoyado en Rusia, China, TurquÃa, Irán y por supuesto, Cuba.Â
El 26 de diciembre del 2020, la Asamblea Nacional venezolana de mayorÃa opositora, aprobó extender por un año sus funciones, aunque la Constitución venezolana no ofrece esa salida y extender también las del lÃder opositor Juan Guaidó como jefe del Legislativo y presidente interino del paÃs.
En el texto de la promulgación de la Asamblea Nacional leemos: «La continuidad constitucional será ejercida (…) hasta que se realicen elecciones presidenciales y parlamentarias libres en el año 2021, ocurra un hecho polÃtico sobrevenido y excepcional en 2021, o hasta por un perÃodo parlamentario anual adicional a partir del 5 de enero de 2021»
La medida ha generado divisiones dentro de la coalición de Guaidó, Acción democrática se abstuvo de votar sobre la extensión y varios diputados como Stalin González y Marialbert Barrios anunciaron que dejarÃan de servir como legisladores después del 5 de enero.
Como nos decÃa ayer, Michael Penfold, esta extensión nos dará un parlamento cuyo poder estará en manos de una comisión delegada. Algunos paÃses reconocerán a esta Asamblea pero no a Guaidó como Presidente interino de Venezuela, aunque ya lo hayan hecho Japón, Canadá y Estados Unidos.
Tendremos de nuevo una duplicidad inútil, porque para el venezolano de a pie nada cambiará. Nicolás Maduro cumplirá su agenda de elecciones regionales en el 2021, elecciones locales 2022 y el referendo revocatorio también en el 2022. Además utilizará la Ley anti bloqueo para transferir recursos públicos al sector privado aliado al régimen madurista sea éste un grupo nacional o extranjero.Â
El control del parlamento, dará al partido de Maduro la oportunidad para lograr reconocimiento internacional aunque no pueda revertir la realidad de una economÃa colapsada, además de aprovechar la situación de pandemia y la debilidad de la oposición para afianzar aún más su poder.
Juan Guaidó y la oposición que habÃan centrado sus acciones en el plano internacional buscarán reconectarse con la realidad del paÃs, que no se moviliza si no recibe una oferta concreta para enfrentar sus problemas cotidianos.
Los venezolanos tendremos dos Asambleas, de cuestionada legalidad, que también nos dejarán sin representatividad alguna, pues nuestros asuntos y necesidades no podrán ser planteados ni respondidos por ninguna de ellas.
Por lo pronto, al frente de la Asamblea madurista han puesto a un hombre clave, para algunos el hombre más peligroso del régimen, psiquiatra polÃtico Jorge RodrÃguez, quien quizás ahora esté más cerca que nunca del verdadero poder, pues sabemos que según la Constitución venezolana podrÃa sustituir a un Presidente en problemas.Â