FA/CMR
Hay fotos de las que hay que huir. Como ésta.
La publicó en su twitter el dictador venezolano, Nicolás Maduro.
En ella vemos a Manuel Zelaya, presidente depuesto de Honduras a quien el Sr Rodríguez Zapatero, entonces presidente de España, defendiera en el 2009, cuando pedía una «salida negociada» a la crisis en Honduras y la «restitución democrática» del presidente depuesto hondureño Manuel Zelaya, quien regresaba recién a Honduras y se encontraba refugiado en la Embajada de Brasil en Tegucigalpa.
Recordemos que ocurrió con él. A mediados de 2009, Zelaya, gran amigo de Hugo Chávez, los Castro, Evo Morales y Daniel Ortega, generó una creciente tensión con el Congreso, el ejército y los tribunales de Justicia debido a su intención de convocar un referéndum no vinculante para el 28 de junio del mismo año, en el cual debía manifestarse la ciudadanía hondureña sobre la inclusión de una «cuarta urna» en las elecciones presidenciales, previstas para el 29 de noviembre, en la que se votaría la convocatoria de una Asamblea Constituyente destinada a reformar la Constitución.
La propuesta de Zelaya fue invalidada por el Congreso y la Justicia, que la consideraron ilegal, y la jerarquía militar se negó a prestar el apoyo logístico necesario para la consulta. El día previsto para la consulta popular, el presidente fue depuesto y arrestado por efectivos del ejército, que acto seguido lo deportaron a Costa Rica.Todavía se le recuerda como el presidente en pijamas.
Del otro lado del dictador Maduro, en la foto vemos a su aliado Evo Morales, quien con casi 14 años como presidente de Bolivia en su haber, y después de una controvertida decisión del tribunal constitucional de eliminar los límites de los mandatos presidenciales, pretendía lograr un cuarto mandato consecutivo en el cargo en octubre de 2019. Pero el resultado de las elecciones presidenciales fue cuestionado y el principal rival de Morales, Carlos Mesa, lo consideró un fraude. Esto provocó semanas de disturbios en Bolivia. Finalmente, los observadores electorales internacionales pidieron que se anulara el resultado, y el 10 de noviembre, Morales emitió un comunicado televisado anunciando su renuncia.
Veamos aquí en el twitter de Morales su agradecimiento entre otros a Zapatero por salvarle la vida.
Al lado de Evo, en la imagen está el expresidente del Ecuador, Rafael Correa. El expresidente ecuatoriano Rafael Correa fue sentenciado “in absentia” a ocho años de prisión por corrupción durante su mandato de 10 años en el cargo (2007 a 2017). Fue declarado culpable de aceptar fondos de empresas privadas para su campaña electoral de 2013 a cambio de contratos estatales. Ahora como prófugo de la justicia vive exiliado en Bélgica, donde nació su esposa, una de las 18 personas condenadas por soborno. Compañero de charlas y conferencias de la izquierda de Zapatero.
Al un lado de Correa, está en la imagen, Fernando Armindo Lugo Méndez, Ex presidente del Paraguay (2008-2012) obispo católico reducido al estado laical y sociólogo paraguayo. El Senado juzgó a Lugo por cinco cargos de malversación en el cargo, incluido un presunto papel en un enfrentamiento mortal entre la policía y los campesinos sin tierra que dejó 17 muertos.Tras el juicio de cinco horas, 39 senadores votaron a favor de la destitución de Lugo, mientras que cuatro senadores votaron en contra y dos estuvieron ausentes.El juicio se produjo un día después de que la cámara baja del Congreso de Paraguay votara para acusar a Lugo. También es conocido por las denuncias de paternidad que muchas mujeres introdujeron argumentando que las había embarazo mientras era cura. Algunas de esas denuncias llevaron al reconocimiento de los hijos.
Todos estos personajes abiertamente amigos, con historias personales entrecruzadas, defensas a ultranza de sus acciones, vuelos en aviones militares del estado ofrecidos entre ellos como aviones privados y demás. Pues bien ellos fungen como “veedores internacionales” del triste evento de votación del domingo 6 de diciembre en Venezuela.
Los veedores electorales tienen como misión de dar fe, o no, de que los comicios que se celebran en uno u otro país –usualmente Estados con instituciones débiles– cumplan con los requisitos para ser reconocidos por la comunidad internacional. Para ello monitorean lo que ocurre cuando los votantes van a las urnas y en el período pre-electoral. Es vital que el contingente de observadores sea independiente y que sus miembros provengan de distintos países.
Creo que bastaría revisar sus agendas en los últimos 20 años y la del dictador venezolano, para confirmar por qué no pueden ser considerados “veedores” como tales y qué es lo que en conjunto todos ellos defienden.