Una condena moral, más que política

FA/CMR

El inicio ayer del  juicio al ex presidente Donald Trump, comenzó con un video de 13 minutos donde vimos poderosas y angustiosas imágenes de cómo los manifestantes doblegaron a la policía e invadieron el Capitolio, lo que obligó a los legisladores de la Cámara y el Senado, que ese 6 de enero se debía a la tarea de contar los votos electorales, a suspender y  a huir de sus cámaras. También se fueron incorporando partes del agresivo discurso de Trump para finalizar con el tweet que luego Trump eliminara, diciendo que  «estas son las cosas y eventos que suceden cuando una victoria electoral sagrada y aplastante es eliminada de manera tan brutal y sin ceremonias».

Después del video, el representante demócrata de Maryland, Jamie Raskin, mánager principal de juicio político de la Cámara de Representantes, inició su discurso con  un emotivo relato de su experiencia durante la insurrección del mes pasado en el Capitolio de Estados Unidos.

Raskin, explicó que su hija menor, Tabitha, y su yerno, Hank, el esposo de la hija mayor de Raskin, lo habían acompañado al Capitolio para presenciar el recuento electoral de las votaciones el 6 de enero. Justo un día antes, la familia de Raskin había enterrado a su hijo de 25 años, Tommy.

Raskin recordó que Tabitha y Hank le habían preguntado si sería seguro, y él dijo que les había respondido: «Por supuesto que debería ser seguro; este es el Capitolio». 

Pero no fue así. Con la irrupción de los violentos en el capitolio, describió su angustia por estar separado en ese momento de su hija y el yerno  quienes estaban en una de las oficinas mientras él estaba en la cámara del Senado.»No podía salir para estar con ellos en esa oficina. Y a mi alrededor la gente llamaba a sus esposas y esposos, a sus seres queridos, para decirles adiós. Miembros del Congreso, en la Cámara, se estaban quitando sus pines del Congreso para que la turba no los identificara mientras intentaban escapar de la violencia «

«Nuestro nuevo capellán se levantó y dijo una oración por nosotros, y nos dijeron que nos pusiéramos las máscaras de gas. Y luego hubo un sonido que nunca olvidaré, el sonido de golpes en la puerta como un ariete. El sonido más inquietante que he escuchado nunca, y nunca lo olvidaré».

Raskin contó que una vez que su hija, su yerno y él,  se reunieron después del ataque, le dijo a Tabitha cuánto lo sentía, y le prometió que no volvería a ser así la próxima vez que regresara al Capitolio conmigo. Y un emotivo Rasquin, ahogándose mientras trataba de contener sus lágrimas, preguntó a los legisladores: «¿Saben lo que fue lo que ella contestó?: ‘Papá, no quiero volver al Capitolio'» Y continuó :»De todas las cosas terribles y brutales que vi y escuché ese día, y desde entonces, esa fue la que más me golpeó».

El argumento que han presentado los demócratas va más atrás en el tiempo, para demostrar cómo desde meses antes, Trump alentaba la idea de no reconocer los resultados sino eran a su favor, cómo reposteaba como algo positivo a quienes intentaron bloquear el autobús donde iban en plena campaña electoral, Kamala Harris y Joe Biden, cómo hacía ver como fraudulento el voto por correo.Incluso sus palabras en el primer debate cuyo anfitrión fue Chris Wallace, cuando éste le preguntó a Trump sí públicamente «condenaría a los supremacistas blancos y los grupos de milicias y les diría que debían retirarse y no aumentar la violencia». «

A cuyo pedido, Trump respondió: «Yo diría que casi todo lo que veo es del ala izquierda». Presionado por Wallace para que declarara su condena a los supremacistas blancos, Trump continuó: “Proud Boys, retrocedan y esperen. Pero te diré una cosa, alguien tiene que hacer algo con Antifa y la izquierda «.

Al cierre de su discurso, el senador de Maryland, Jamie Rasquin, dijo: «Este no puede ser el futuro de Estados Unidos. No podemos tener presidentes que inciten y movilicen la violencia de las turbas contra nuestro gobierno y nuestras instituciones porque se niegan a aceptar la voluntad del pueblo según la Constitución de los Estados Unidos».

Hoy el debate continúa, tras iniciarse al mediodía, no pareciera que se cuentan con los votos para la condena. Habrá qué ver igual, cuánto peso tiene entre los estadounidenses la condena moral que se está ejecutando ante sus ojos.