FA/CMR
El terrorismo islamista ha sido percibido como la principal amenaza de seguridad en el mundo, la islamización de países con tradiciones y culturas distantes es algo que se ha empezado a ver en Latinoamérica en los últimos 20 años. Venezuela no se escapa de ello.
Francia también ha sido objeto este año y el anterior de atentados y acciones violentas por el radicalismo islámico que ha enfrentado al presidente francés Macron en todos los frentes. Fuimos testigos este año, del terrible atentado frente a una Iglesia en Niza.
Y cuando se habla de terrorismo en nuestro continente, el caso de Colombia, sale a flote. Ya han transcurrido 4 años de la firma del acuerdo de paz entre las FARC y el gobierno colombiano, pero pareciera que la paz sigue siendo un bien inalcanzable.
Pero en países como Estados Unidos, existe una cada vez más creciente forma de radicalización, una violencia diferente con un origen distinto.
Se trata del terrorismo de extrema derecha que se vive en el mundo entero y de manera particular ha dejado su huella este año en los Estados Unidos.
Como señala la BBC: “A comienzos de octubre, cuando el FBI detuvo a un grupo de hombres vinculados a milicias de extrema derecha que planeaban secuestrar a la senadora del estado de Michigan, Gretchen Whitmer, muchos en EE.UU., se preguntaron si no se había infravalorado la amenaza de estos grupos.
Solo unos días después, las dudas sobre su importancia quedaban resueltas en un informe del Departamento de Seguridad Nacional del país: «Como Secretario, me preocupa cualquier forma de extremismo violento […], sin embargo,estoy particularmente preocupado por los extremistas violentos de la supremacía blanca que han sido excepcionalmente letales en sus aborrecibles ataques»en los últimos tiempos”, confesaba Chad Wolf, secretario interino de Seguridad Nacional de Estados Unidos”.
¿Qué dicen los datos que presenta ese documento?
Según señala BBC para mediados de octubre de 2020, “casi el 70% de los atentados y complots que ha sufrido el país en los primeros ocho meses del año están enmarcados en el «supremacismo blanco», una categoría enmarcada en la extrema derecha. En estos ataques murieron 39 personas.
Y el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos lanzó un aviso: este terrorismo «supremacista blanco» seguirá siendo «la amenaza más persistente y letal en el país» en adelante.
El informe señala que los supremacistas blancos habrían llevado a cabo ataques mortales contra minorías étnicas y religiosas en Estados Unidos desde 2018.
En un artículo del 18 de noviembre del 2018, el diario británico The Guardian, advierten que “El FBI ahora clasifica a los Proud Boys de extrema derecha como un «grupo extremista con vínculos con el nacionalismo blanco», según un documento elaborado por la policía del estado de Washington. La designación por parte del FBI en el 2018 del auto etiquetado «grupo chovinista occidental» como extremista, no se había hecho pública anteriormente”.
Para muchos estudiosos de la historia como Louie Dean Valencia-García, Senior Fellow del Center for Analysis of the Radical Right y profesor asistente de Historia Digital en la Texas State University, experto en fascismo en Europa y América, estos grupos de chovinismo occidental representan el legado más horrendo de Occidente: fascismo, patriarcado y colonialismo.
Muchos creen que la supremacía blanca es solo el activismo de agrupaciones de odio y discriminación racial, pero en realidad, es también un sistema político, económico y cultural y lo más grave un factor de polarización en una sociedad ya de por sí, dividida.