Más de la mitad de la población mundial tuvo que someterse a un confinamiento obligatorio desde el pasado mes de marzo, debido a la pandemia del coronavirus. Las actividades económicas y comerciales se paralizaron, produciendo una crisis financiera mundial sin precedentes que ha afectado de forma más grave a los países de América Latina.
Muchos gobiernos se debaten entre reactivar las actividades económicas con las medidas de seguridad sanitarias mínimas o mantener el confinamiento para evitar una mayor propagación del virus que ha contagiado a más de 16 millones de personas en el mundo y cobrado la vida casi 700.000.
«Será prácticamente imposible para cada país mantener sus fronteras cerradas en un futuro cercano», subrayó Michael Ryan, director de la OMS para situaciones de emergencia.
Que esas declaraciones provengan de un vocero de la OMS, refleja que la crisis económica se agudiza.
El economista Alejandro Grisanti abordó el tema en el programa Día a Día, conducido por César Miguel Rondón.
«La paralización completa está afectando a los países más pobres. El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, dice que la hambruna se va a multiplicar en 2020. Hay una inmensa masa de población en el mundo que depende de lo que genera en el día. Más de la mitad de la población de América Latina vive de la economía informal y pretender que estas personas se queden en casa es inviable porque se tienen que ganar la vida. En los países pobres, los gobiernos no cuentan con el espacio fiscal, ni con las ayudas para darle apoyo a estas personas», dijo el economista
El Banco Mundial pronostica que en América Latina se podrían perder 25 millones de empleos y 50 millones de personas pasarán la línea de pobreza.
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«Una de las proyecciones que se hace es que posiblemente se vaya a retroceder 20 años en América Latina en términos de reducción de pobreza, en creación del PIB y en generación de riquezas. Hoy el centro de la pandemia está en América Latina. En el caso de los latinoamericanos comparados con los europeos, hay gobiernos más débiles y mayor restricción presupuestaria. En 2025 vamos a estar peor que en 2019 y se van a perder esos 20 años», agregó Grisanti.
Las proyecciones para América Latina en general son dramáticas, pero para un país como Venezuela que atravesaba una crisis humanitaria antes de la pandemia, los pronósticos no son nada alentadores.
«En Venezuela se ha logrado reducir mucho los casos de coronavirus, con respecto a los otros países en América Latina. Esto es por dos razones: hay un gobierno indolente que no le importa cerrar las empresas y el sector privado. Venezuela cerró su frontera con tan solo un caso. Y lo otro es que tiene un aparato de inteligencia y represión que lo puede ayudar a mantener la propagación de la pandemia. Pero si vemos los efectos en materia prima y en petróleo. Venezuela ya no exporta petróleo y si hablamos de las remesas que provienen del extranjero se han reducido notablemente. El gobierno no tiene ningún tipo de espacio fiscal y monetario. Venezuela es el país más vulnerable económicamente ante este flagelo», dijo Grisanti.
América Digital
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