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La decisión acordada por UE, EEUU, Reino Unido y Canadá de excluir a algunos bancos rusos del mecanismo financiero SWIFT (siglas en inglés de la Sociedad Mundial de Telecomunicación Financiera Interbancaria), que es un sistema que «pone en contacto a los bancos de diferentes países mediante códigos», un sistema de mensajería electrónica cifrada para validar transferencias bancarias, traerá fuertes consecuencias para la economía de ese país.
Según el sitio web de la asociación nacional rusa Rosswift, Rusia es el segundo país después de Estados Unidos en número de usuarios de este sistema, con unos 300 bancos e instituciones miembros. Se trata según afirma el Departamento del Tesoro estadounidense de transacciones rusas por 46 mil millones de dólares a diario, 80 por ciento de ellas en dólares. Al expulsar a Moscú del Swift, ya no podrá llevar a cabo transacciones, cobrar y pagar, con instituciones japonesas o europeas a través de bancos estadounidenses.
Dejar a las entidades financieras de un país fuera de este sistema implica que las empresas no pueden comerciar con el extranjero, porque se les dificulta mucho comprar y vender en el extranjero, porque no pueden hacer pagos.
El sistema de transacciones Swift es la base del sistema financiero global y lo usan 11.000 bancos en 200 países o territorios para poder hacer transferencias.
Sin embargo, los negocios rusos con los países BRICS, que son Brasil, India, China y Sudáfrica, no se verán afectados.
El Banco Central de Rusia aseguró mantener la estabilidad financiera del país y recordó que cuenta con su propio sistema de transferencia, parecido al SWIFT, pero de alcance mucho más limitado, el Sistema de Transferencia de Mensajes Financieros (SPFS) del Banco de Rusia, que seguirá operando «bajo cualquier escenario» También China ha desarrollado el suyo, denominado CIPS, pero ambos están mucho menos extendidos a escala mundial que Swift.
Pero ¿qué experiencia hay en el pasado con relación a este tipo de acciones?
En 2012, con el fin de cumplir las sanciones de la Unión Europea como respuesta al controvertido programa de energía nuclear iraní, el SWIFT expulsó hasta 30 instituciones financieras iraníes, incluido su banco central. Los servicios se reanudaron tras el acuerdo nuclear de 2015 y luego se volvieron a suspender cuando el gobierno de Trump se retiró del pacto y reactivó las sanciones en el 2018. En Irán tuvo un efecto directo sobre la economía: el producto interior bruto (PIB) iraní –el indicador que mide la medida de una economía– se hundió un 30%
Por si fuera poco, esta exclusión tiene sus efectos más allá de las fronteras rusas, en especial para Venezuela. El analista petrolero José Toros Hardy advierte «Por esta razón Venezuela saldrá mal parada. Las cuentas de PDVSA quedan enrolladas por estar involucradas en las sanciones que se le están aplicando a Rusia», recordemos que todo el petróleo y el oro de nuestro país se maneja desde Pdvsa en Moscú.
Como señala el economista José Guerra
“.. si el dinero del gobierno está en bancos rusos no se van a poder transferir para hacer pagos y eso complica todo”