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El diario El País de Madrid hace un interesante recuento de lo que ocurre en Colombia, “Desde el 28 de abril, las calles de Colombia y sobre todo las de Cali se han llenado de manifestantes en convocatorias masivas detonadas por la reforma tributaria, en las cuales el gobierno del presidente Iván Duque, se proponía recaudar el equivalente al 2% del PIB en una serie de nuevos impuestos” que según algunos afectarían a la clase media, golpeada sobre todo por los efectos económicos de la pandemia. De acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), Colombia sufrió en 2020 una caída de 6,8% de su PIB y el desempleo cerró el año en 15,9% y la pobreza monetaria escaló hasta el 42,5%.
La violencia entre manifestantes y policías ha marcado el ritmo de las protestas. En Cali,tras dos días de manifestaciones, se registraron al menos diez homicidios, de acuerdo con la policía, por lo Duque decidió pedir a los militares que intervinieran frente a los manifestantes.Carros blindados, helicópteros, lacrimógenas sólo trae más violencia.
Volvemos al diario El País de Madrid: “El domingo, 2 de mayo, Iván Duque retrocede y retira su propuesta de reforma tributaria.
El 3 de mayo dimite el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, autor de la polémica reforma.
El martes, 4 de mayo, la violencia generada en Colombia alerta a los organismos internacionales. La Unión Europea y la ONU condenan el uso “desproporcionado” de la fuerza en las manifestaciones”.
Entre los manifestantes, destacan los jóvenes, quienes como comenta el diario El País de Madrid están en la primera línea de las marchas antigubernamentales que en algunos casos han acabado en violentos enfrentamientos con la fuerza pública.
Según leemos en el New York Times, hasta el viernes 7 de mayo se contabilizaron 37 muertos, 275 heridos, 936 detenciones arbitrarias, según cifras reportadas por la oenegé Temblores, y al menos 379 desaparecidos, de acuerdo con 26 organizaciones sociales. El Ministerio de Defensa mencionó que había unos 800 miembros de la fuerza pública heridos.
Human Rights Watch dijo que tiene informes de 38 muertes, y la ONG Indepaz ha informado de 47 asesinatos, la mayoría a manos de la policía. Mientras que el Defensor del Pueblo colombiano informó que 26 personas murieron desde que comenzaron las protestas, pero dice que siete no estaban relacionadas con las marchas.
Ayer la agencia de noticias, Reuters, recoge las palabras del presidente de Colombia, Iván Duque, quien estuvo anoche en Cali, y dijo que las cuestiones planteadas por los jóvenes manifestantes se incluirían en las discusiones nacionales.»Sabemos que debemos priorizar una serie de intervenciones que son necesarias para generar esperanza y un futuro para nuestra juventud»
Duque pidió que se ponga fin a la violencia y que se eliminen los bloqueos de carreteras que provocan la escasez de alimentos y combustible en las ciudades y se mostró optimista frente a la posibilidad de reunirse con los líderes de la huelga en la capital, Bogotá.
Muchos analistas coinciden en destacar coincidencias entre lo que ocurre hoy en Colombia y lo que ocurrió en Chile. Jorge Saavedra, académico de la Universidad de Cambridge y experto en temas de América Latina, comenta en el diario El Tiempo de Bogotá, que las movilizaciones en Chile y Colombia tienen un factor común primario, el agotamiento del modelo económico, que limita las posibilidades de los jóvenes: estallidos sociales que partieron de los intentos de implementar medidas económicas controvertidas: un aumento de tarifas del metro en Chile, una reforma tributaria en Colombia.
El otro aspecto que señala es la falta de herramientas para el diálogo con la ciudadanía, la voz ciudadana se da fuera de los ámbitos tradicionales políticos y no es tomada en cuenta por el gobierno.
En La BBC, Javier Corrales, profesor de ciencia política en el Amherst College de EE.UU. y experto en temas sociales en América Latina, destaca que en el caso específico de Chile y Colombia lo que se ha visto es la desconexión de las élites en el poder con el pueblo y el surgimiento de una «nueva izquierda menos dispuesta a estar callada y más dispuesta a hacerse oír».
Pero no hay que olvidar también, que las protestas serán una plataforma perfecta para el líder de la izquierda medioambientalista Gustavo Petro, quien lidera las encuestas para las elecciones del 2022, el verdadero y único beneficiario de esta agitación.