FA/CMR
El miércoles 28 de octubre, en una audiencia de aproximadamente 4 horas vÃa online, los CEO o directores ejecutivos de Twitter, Jack Dorsey, Facebook, Mark Zuckerberg y Alphabet (matriz de Google), Sundar Pichai, comparecieron ante el Comité de Comercio del Senado, respondiendo preguntas sobre la regulación de contenido antes de las elecciones, como parte de una extensa revisión de las leyes federales conocidas como Sección 230 que evitan que esas empresas sean responsables legalmente de las publicaciones, fotos y videos que permiten o eliminan.Â
Los senadores conservadores, exigieron saber el 28 de octubre por qué los tuits del presidente Trump han recibido etiquetas de engañosos por parte de Twitter mientras que los tuits del ayatolá Jamenei de Irán, quien negó el Holocausto, no los recibió . Otros legisladores republicanos criticaron a los directores de las tecnológicas por la forma cómo limitaron y bloquearon la difusión de un artÃculo, publicado este mes por el New York Post, sobre el hijo de Joe Biden, Hunter.
Por su parte, los senadores demócratas cuestionaron a los ejecutivos de tecnologÃa sobre sus esfuerzos para detener la propagación de desinformación viral y manifestaron que los republicanos buscaban usar la audiencia para ejercer presión polÃtica sobre la industria antes de las elecciones.Â
Pero tratar de disuadir a las empresas de tecnologÃa de combatir la desinformación en un momento crÃtico como éste, a pocos dÃas de una elección, es contribuir al caos y la confusión.
Los periodistas Danielle Keats Citron y Spencer Overton, en un artÃculo publicado por el medio Slate, dicen que la evidencia es inequÃvoca:†la verdadera amenaza para la democracia estadounidense no es la «censura» de las perspectivas conservadoras en las redes sociales, sino las campañas coordinadas de desinformación, tanto nacionales como extranjeras, que siembran división, confusión y desconfianzaâ€.
Los periodistas mencionan los esfuerzos rusos en el 2016 para reprimir el voto negro, basándose en la desigualdad social. “El dÃa de las elecciones, los operadores de las páginas de facebook que no estaban dirigidas por activistas negros, sino por la Agencia de Investigación de Internet de Rusia, compraron anuncios dirigidos a las audiencias negras animándoles a no votar.â€
También resaltan otros intentos de intervención extranjera, que Facebook y Twitter bloquearon de una red de cuentas respaldadas por Rusia originadas en Ghana y Nigeria dirigidas a comunidades negras en los EE. UU.en marzo de este añoÂ
“La semana pasada, los funcionarios de inteligencia informaron que Rusia e Irán robaron datos de registro de votantes de EE. UU. para interferir en las elecciones, y que Irán envió correos electrónicos personalizados en los que se amenazaba a los destinatarios con «Vote por Trump o si no! (…)«
La ley federal de de Decencia en las Comunicaciones de 1996 tiene como objetivo incentivar la moderación responsable del contenido. La sección 230, de esa ley le otorga a las empresas tras las redes sociales, sin riesgo de responsabilidad legal, el poder de filtrar, bloquear y eliminar información que sea «obscena, lasciva, sucia, excesivamente violenta, acosadora o objetable» . Si se les hiciera responsable por bloquear esa desinformación, se  limitarÃa el poder de las plataformas para eliminar contenido que «de otra manera serÃa objetable».
Cuando se una la Primera Enmienda de la Constitución como bandera se olvida que esa enmienda es un freno a la censura del gobierno, no restringe las entidades privadas, que a su vez tienen derechos de libertad de expresión, por lo que las empresas tecnológicas cuestionadas como actores privados, tienen la libertad y, fundamentalmente, el poder de responder a la desinformación que resulte en la supresión de votantes.
Es más peligrosa la desinformación que amplifica la división, suprime los votos o siembra confusión en tiempos electorales. TodavÃa habrá que analizar mejor con las empresas tecnológicas estos temas, pero será preferible hacerlo cuando la polarización y la emocionalidad pre elecciones no sean el único lente de la discusión.