El panorama político venezolano parece un laberinto que no tiene claro. El régimen de Nicolás Maduro comienza a tener una línea de comunicación directa con funcionarios de alto nivel de los Estados Unidos, y se aleja cada día más del llamado “socialismo del siglo XXI” que había pregonado Hugo Chávez.
Internacionalmente, el gobierno francés pide que el petróleo venezolano regrese al mercado global y pareciera que ya pocos recuerdan que Maduro es solicitado por la justicia norteamericana.
La oposición, por otro lado, parece más dividida que nunca. Juan Guaidó es agredido brutalmente y casi ningún dirigente opositor se solidariza con él. La Plataforma Unitaria anuncia un relanzamiento, pero todavía no se ponen de acuerdo en cómo llevar a cabo las primarias, y dejan entrever falta de comunicación.
El secretario general de la organización, Omar Barboza, indicó que ningún funcionario estadounidense se había reunido con miembros de la Plataforma Unitaria, mientras que Gerardo Blyde indica todo lo contrario.
John Magdaleno, analista político, abordó el tema en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.
“Los estados tienen intereses vitales. Es decir, las agendas de política exterior y sobre todo de política internacional, tienen intereses que satisfacer. Obviamente, las decisiones que toman los gobiernos, con respecto a con quienes se relacionan, atienden a estos asuntos. Por ejemplo, el gobierno norteamericano, durante el siglo XX, respaldó a muchas dictaduras del cono sur. Los gobiernos guían a su política exterior por intereses vitales”, dijo Magdaleno.
Para el analista, lo primero que hay que revisar es si las acusaciones a Maduro y a parte de su gabinete por parte de los Estados Unidos, y que incluso se les pedía precio a sus cabezas, están respaldadas y son verdaderamente ciertas.
“Uno podría preguntarse, en momento cuando se levantaron las sanciones y las acusaciones a un personaje allegado a Maduro, como Eric Malpica Flores, si esas acusaciones son veraces o si solo eran de uso político. Esa es una pregunta que puede generar controversia, pero no debería escandalizar dado la trayectoria de la política exterior norteamericana”, acotó.
El experto también manifestó que en el caso concreto de Venezuela, Estados Unidos tiene dos intereses vitales.
“En primer lugar, hay algo que al corto plazo no luce demasiado importante, pero Venezuela podría constituir una fuente de suministro de petróleo para los Estados Unidos como lo fue en el pasado. No obstante, se contrapone que Venezuela no está en capacidad de proveer un volumen sustantivo de crudo, pero eso puede resolverse con una inversión importante, y eso pasa por una decisión del gobierno norteamericano. En segundo término, está el interés del gobierno norteamericano de provocar un sisma para que Venezuela siga profundizando sus relaciones con Rusia. Ese puede ser un objetivo estratégico del gobierno norteamericano”, explicó.
James Story, embajador de Estados Unidos en Venezuela, que actualmente despacha desde Bogotá, se ha reunido en dos oportunidades en el Palacio de Miraflores.
“Uno puede especular que estas dos reuniones tienen que ver con la solicitud de transnacionales, entre ellas Chevron, para recuperar parte de la inversión que se ha hecho en Venezuela, y en segundo término es aumentar el volumen de producción de petróleo, asociado con algunas demandas que se están exigiendo del lado de la oposición. El gobierno norteamericano ha condicionado avances en la licencia para que Chevron pueda expandir sus operaciones, con una restitución de garantías para que se camine hacia una redemocratización en Venezuela”, señaló el experto.
En el sector de la oposición, pareciera que todos caminan por su lado. Precisamente, Juan Guaidó, ha quedado aislado y ya no tiene el mismo apoyo internacional que lo reconocía como presidente interino de Venezuela.
“El rol de Guaidó se ha disminuido por el diseño estratégico original y el llamado interinato se apoyó en la fuente de presión externa y tenía al gobierno norteamericano como un actor esencial. Esa estrategia intentó un proceso de movilización social, pero no creo que tuvo éxito. Por esa razón, he insistido que en Venezuela hace falta un movimiento democratizador, un movimiento social propiamente que haga presión interna, porque no basta con la externa”, enfatizó.
Finalmente, Magdaleno destacó que el impacto de las sanciones no es suficiente para estimular un cambio hacia la democracia.
“El rol de Guaidó está reducido por un problema estratégico. En mi opinión, no hay un liderazgo claro en ningún dirigente actualmente. No hay más allá de los números de algunas encuestas, no hay un liderazgo que sobresalga y no luce claro quién podría ser un candidato presidencial natural. Por eso es un clima muy apropiado para outsiders”, puntualizó.
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