La inflación en Estados Unidos volvió a crecer por encima de lo previsto y llegó al 5,4% anual. En comparación con septiembre del año pasado, se registraron aumentos notables en los precios de los alimentos y de los alquileres, dijo el Departamento de Trabajo
El índice de precios al consumidor (IPC) de Estados Unidos subió un 0,4 % en septiembre, llevando la inflación anual al 5,4 %, una décima más que en el mes anterior, informó hoy la Oficina de Estadísticas Laborales.
La mayoría de los analistas esperaba una tasa anual de inflación del 5,3 % en septiembre y el dato oficial marcó el nivel más alto en 13 años.
El economista José Gonzáles, abordó el tema en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.
“Todo indica que la noción de transitoriedad se va a extender. Hace unos meses se esperaba que la inflación bajara en el otoño norteamericano. No obstante, la inflación sigue subiendo y llega a récords por encima de los registrados en 1991. Ya se le llama la inflación de las cadenas suministros, porque siguen copadas y la presión sobre los precios ha sido muy grande con especial énfasis para el mes de septiembre. La mayor inflación ha sido sobre los combustibles, donde los precios han subido 12% en un mes y 42,1% en lo que va de año. Se espera que el barril del petróleo pudiera llegar a 100 dólares, a medida de que los países productores no quieren aumentar la producción para evitar lo que les pasó en el pasado que aumentaron la oferta y bajaron los precios. Esto se podría prolongar hasta mediados del próximo año”, dijo el economista.
Antes de la actual crisis, la mayoría de las personas desconocía la variable de la cadena de suministros.
“Es un tema básicamente de logística, producto de la globalización. El 75% de la economía de Estados Unidos depende de su crecimiento y parte de ese consumo viene de países fuera de Estados Unidos, particularmente de China. Esas cadenas de suministros están trabadas porque el consumo está cambiando. A medida de que cerraron restaurantes y la gente dejó de salir a la calle, estamos consumiendo cosas que antes no la consumíamos. También hay trabas a todo nivel, no hay microprocesadores y los automóviles los necesitan. Apple ha anunciado que va a reducir la producción de Iphone en 10 millones de unidades porque no hay chips para los teléfonos. Las cadenas de suministros están desalineadas. Hasta que no vacunemos masivamente a la población global, no se normalizarán las cadenas de suministros”, explicó el experto.
Para Gonzáles parte del problema son los no vacunados y las nuevas variantes del COVID-19.
“En estos momentos se transita un periodo donde si las personas se vuelven a infectar, la economía se vuelve a cerrar. Estamos en un proceso de reaperturas y cierres permanentes, donde la actividad económica no vuelve a ser la misma y eso presiona en los precios. Las cadenas de suministros están desalineadas y no se volverán a alinear hasta el año 2023”, añadió.
El economista señaló que la clave está en lo que haga la Reserva Federal cuando la recuperación del empleo sigue siendo frágil y cuando hay una lucha por subir las tasas de interés.
“La forma en que consumimos ha cambiado por los encierros y eso tiene un efecto en los precios”, destacó.
En cuanto a la dependencia de Estados Unidos de las importaciones chinas, Gonzáles añadió que ya no solo se están importando bienes de consumo sino bienes intermedios y tecnológicos.
“La dependencia de China es muy grande y eso comenzó desde que los costos de producción chinos son económicos”, puntualizó.
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