El G7 o Grupo de los Siete es un encuentro informal que se celebra cada año entre jefes de Estado y de Gobierno de las principales economías capitalistas: Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá. Sus miembros suman el 58% de la riqueza neta mundial y más del 46% del producto interior bruto (PIB), pese a que entre todos acogen a apenas el 10% de la población.
La Unión Europea, como bloque, también participa en el G7, representada por el presidente del Consejo Europeo y el presidente de la Comisión Europea. La cumbre nació tras la crisis del petróleo de 1973 y reunió, a petición del secretario del Tesoro estadounidense, George Shultz, a los ministros de Finanzas de Estados Unidos, Alemania Occidental, Francia, Japón y Reino Unido. En 1975, se unió Italia; y en 1977, Canadá. Pasó a denominarse G8 a partir de 1997, cuando Rusia asistió por primera vez en calidad de socio, aunque no como miembro de pleno derecho. De ahí que en algunos titulares se optara por la fórmula G7+Rusia.
El gigante euroasiático jugó un papel secundario por no pertenecer a la Organización Mundial del Comercio (OMC) y fue expulsado de la cumbre en marzo de 2014 como represalia por la adhesión de Crimea.
El internacionalista y asesor senior del Crisis Group, Mariano de Alba, abordó el tema en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.
“El G-7 tiene una historia bastante longeva. De alguna forma comenzó con reuniones muy informales que convocó Estados Unidos, alrededor de la crisis energética de los años 70. Luego se fue formalizando como un grupo que es informal, en el sentido no tiene ningún tratado o una secretaría, sino que es una reunión anual, que reúne a un grupo de países, que fundamentalmente comparten el valor de la democracia representativa y también de la democracia liberal. Además son países desarrollados, que son Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Estados Unidos y el Reino Unido. Estos países se fueron reuniendo y de alguna forma, trataron de llegar a una posición común en una diversidad de temas”, dijo de Alba.
El experto afirmó que en el año 1997 invitan a Rusia, y por lo tanto el G-7 pasó a ser el G-8, pero luego de la anexión de Crimea en el año 2014, Rusia sale del grupo.
“La diferencia entre el G-7 y el G-20, es que a partir de la crisis económica del año 2008, el G-7 se convirtió en un grupo enfocado en asuntos político y de llegar a un acuerdo para financiar proyectos de desarrollo en países en vías de desarrollo, mientras que el G-20, terminó siendo una organización enfocada en asuntos de economía y macroeconomía”, explicó.
Otro aspecto importante que señaló el analista, es que en el G-7 hay siete países, pero hay una organización muy importante como la Unión Europea.
“En general, el G-7 defienden los intereses de esos países. Podemos hablar de incidentes del G-7 que involucran a otros países, como es el caso de Brasil. En la reunión del año 2019, el G-7 llegó al acuerdo de comprometer un presupuesto de 20 millones de dólares para ayudar a que Brasil atendiera una crisis por los incendios forestales. Fue allí donde se fraguó la enemistad entre Jair Bolsonaro y Emmanuel Macron. Es evidente que estos países solo defienden los intereses, y una de las críticas que se les hace su falta de representatividad”, añadió.
Finalmente, De Alba destacó que es un grupo útil, en el sentido permite a estos países a tener una sola voz y elevarla a otros países.
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