La crisis de Venezuela se ha dado a conocer en buena medida por los numerosos relatos que los venezolanos cuentan en el extranjero. Historias que a los ojos de europeos, estadounidenses e incluso nacionales de otros países latinoamericanos les cuesta creer. Hogares que tienen varios meses sin agua, múltiples apagones que duran horas interrumpiendo cualquier tipo de trabajo, las gigantescas colas para comprar gasolina en un país petrolero, interrupciones en la señal y el internet que dejan incomunicado por horas a los ciudadanos, escasez de alimentos y medicinas. En resumidas cuentas, un panorama que pocas personas quisieran vivir.
Sin embargo, hay extranjeros que también han padecido esta situación. Se trata de los periodistas corresponsales de otros países en Venezuela ,quienes están allí para relatar lo que sucede. Tal es el caso del español Guillermo del Olmo, quien es corresponsal de la BBC en Caracas desde hace dos años y quien dejó saber su apreciación: “Se vive casi en el fin del mundo, en tiempos apocalípticos”.
Del Olmo fue uno de los entrevistados en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón y allí contó la versión de ese apocalipsis llamado Venezuela.
“Ha sido una gran aventura. El reporterismo en Caracas es muy emocionante, pero muy difícil. En lo personal he sido testigo de un proceso de lamentable deterioro. Cuando llegué. el país vivía una crisis muy grave y ahora con el coronavirus fallan más cosas aún», dijo el periodista.
Los venezolanos pasan su día a día sorteando obstáculos. Desde la precaria movilidad porque no hay transporte, hasta comprar alimentos que no se consiguen.
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“Cuando uno pensaba que las cosas no podían estar peor, al día siguiente descubres que sí se podía empeorar. Ha habido problemas con el agua y electricidad. Estas últimas semanas nos hemos encontrado con el problema de la gasolina y en las próximos días veremos qué otra cosa falla”.
Con toda esta crisis, Venezuela no parece estar viviendo en el siglo XXI sino en la Edad Media.
“En muchos sentidos la vida es medieval. Hay gente que cocina con leña. En la crisis eléctrica vivimos con velas y linternas, cuando falta el agua muchos caraqueños van a la montaña del Ávila con garrafas para recoger un poco de agua. En muchos sentidos uno siente que va en retroceso”, explicó de Olmo.
América Digital
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