El presidente turco, Tayyip Erdogan, dijo el martes que Rusia está cortando los flujos de gas natural a Europa en represalia por las sanciones, y agregó que Europa está «cosechando lo que sembró».
Emilio Sáenz-Francés, profesor de historia y relaciones internacionales en la Universidad Pontificia Comillas, abordó el tema en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.
“Erdogan se ha embarcado en una estrategia que podríamos denominar de otomanismo. Es decir, volver a la visión geoestratégica del imperio otomano que desapareció después de la Primera Guerra Mundial. Emprende un retorno a un nacionalismo mucho más agresivo. Tiene una dialéctica hacia sus vecinos, particularmente hacia Grecia, muy preocupante, y no podemos olvidar que Turquía es una parte clave de la OTAN en una región esencial en el conflicto con Ucrania. Con todo esto, Erdogan ha visto que tiene una posibilidad fantástica de mejorar su estatus internacional, no ya con el viejo objetivo de Turquía de integrarse a Europa, sino de convertirse en un líder regional, cueste lo que cueste, buscando los aliados que el convenga en determinado momento. Erdogan puede tener afirmaciones que pueden parecer críticas hacia Putin, pero en otros momentos marca distancia con la Unión Europea”, dijo Sáenz-Francés.
La actitud del mandatario turco es paradójica. Veíamos en el siglo XX que Turquía quería ser parte esencial de Europa, pero ahora se ve un neootomanismo, algo que parece ser la misma tendencia de Putin, que se inclina a recuperar la Rusia zarista.
“Esto es muy preocupante y es un problema crecientemente estructural. Con muchos defectos, después de la Segunda Guerra Mundial, se consagra en el mundo un orden mundial con una serie de reglas del juego. Hoy en día, lo que estamos viendo es la emergencia de una serie de jugadores en la política internacional, que ponen en discusión esas reglas del juego. Ya sea a través de reclamaciones territoriales, una búsqueda de reconstruir imperios del pasado, y en paralelo hay una discusión del paradigma democrático”, añadió.
Para el experto, podríamos estar regresando a alguno de los escenarios más dramáticos de la historia reciente.
“El mundo se puede estar dirigiendo al sistema chino. China lo que hace es presentar al mundo un modelo alternativo, que podría ser autoritarismo y prosperidad. China cada vez más, se quiere convertir a ese lugar a dónde todos miramos sustituyendo a Estados Unidos, como el modelo político de referencia en muchos lugares del mundo. Lo hace a través de su penetración económica y su política exterior cada vez más expansiva. No está escrito que lo moralmente preferible sea lo que presentan los valores democráticos vinculados a Occidente, sino que existen alternativas legítimas. Esto es muy peligrosa porque comienza a tener cierto calado”, apuntó.
Finalmente, Sáenz-Francés destacó que tiene que haber un consenso entre los países que respaldan a Ucrania, de que no puede haber una paz que no sea aceptable para los ucranianos en libertad.
“Si no es así, ahondaremos en el problema y se incurrirán a prácticas que ocurrieron en Europa en la década de los 30, cosas como la Conferencia de Múnich, que dio lugar a un estado libre y soberano como era Checoeslovaquia. Los escenarios son muchos, pero más allá de la amenaza energética de Putin a Europa que hace que se avecine un invierno muy frío, hay que tener claro cuáles son los mínimos de una paz”,
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