El presidente de Rusia, Vladímir Putin, advirtió ayer de que considera “muy alto” el riesgo de que estalle un conflicto a nivel mundial ya que, según señaló, parte de la comunidad internacional se resiste a asumir que el mundo es ahora “multipolar” y utiliza todo tipo de métodos para evitar el ascenso de nuevos actores. Imponen, añadió, “sanciones unilaterales contra quienes no están de acuerdo con sus políticas”.
“No dudan incluso en cometer sabotajes”, aseguró, al aludir a las “explosiones” registradas en los gasoductos Nord Stream y de las que el Gobierno ruso se ha desmarcado. Además, acusó a Estados Unidos de buscar controlar Ucrania como una marioneta frente a Rusia.
Putin realizó estas declaraciones mientras supervisaba unos ejercicios de las fuerzas rusas de disuasión nuclear en los que se ensayó un ataque “masivo” que, según Moscú, se produciría como respuesta a una hipotética agresión externa.
El profesor de historia y relaciones internacionales, Emilio Sánez-Francés, abordó el tema en el programa Día a Día, conducido por César Miguel Rondón.
“Vladimir Putin está librando una guerra brutal que es la invasión a Ucrania y la está acompañando con una guerra de nervios. Ante el fracaso de su ejército, que hoy en día podríamos considerar como estrepitoso, uno de sus últimos recursos que tiene para que la situación se incline a su favor, es la utilización del argumento nuclear del cual dispone para cambiar el estatus quo que se está generando. Hay un conceso entre los analistas, que consideran muy dudoso que Putin use armamento nuclear en Ucrania, pero también es verdad, que hay muchos escenarios en el cual esa utilización podría tener matices y utilización en un escenario no habitado o el uso de una bomba sucia. Hay elementos sobre la mesa que generan preocupación en todo el mundo”, dijo Sáez-Francés.
Para el experto, el despliegue de esos escenarios y de esos juegos de guerra sobre cómo sería la reacción de Rusia ante un ataque nuclear, forma parte de la guerra de nervios.
“La ciudad de Kherson puede ser una línea que Rusia intente situar como un punto de no retorno, aunque se está creando una llamada línea Wagner, que lleva el nombre del grupo paramilitar que apoya a Rusia, que en principio parece que abandonaría Kherson. No obstante, estamos en presencia de las últimas actividades antes de la llegada de un invierno, que debería reducir el curso de las operaciones. También parece claro, que Rusia no dispone de manera convencional de recursos para cambiar el balance de fuerza que está a favor de Ucrania”, puntualizó.
Finalmente, Sáez-Francés destacó que el hecho de que el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier se encontrara nuevamente en bunker por los bombardeos rusos en Ucrania, evoca a la historia.
“Confío que para Alemania, que es uno de los países europeos que se encuentra entre la espada y la pared, por la dependencia energética rusa y la necesidad de que Europa adopte una postura firme contra Rusia. Es bueno que haya sido así para recordarnos la gravedad y la crueldad de este conflicto”, puntualizó.
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