La ex presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, denunció el pasado domingo, al cumplir 3 meses de prisión preventiva, ser una presa política y afirmó que las causas en su contra no lograrán quebrantarla.
«El MAS ha decidido que el trofeo de la venganza siga detenida en una cárcel, y aquí estoy, cumpliendo años y 90 días como presa política», escribió Áñez en un manuscrito que fue publicado en sus redes sociales, administradas por su familia.
Carlos Cordero, politólogo y profesor universitario, abordó el tema en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.
“Se ha producido de parte de la Fiscalía boliviana, que es la instancia jurídica que tratando el presunto caso de golpe de Estado, una citación de más de 30 personas. Entre ellos está el ex-presidente Carlos Mesa y varios de sus colaboradores, así como varios líderes del oficialismo para que emitan su testimonio. Lo que se intenta determinar es si hubo un intento de golpe de Estado contra Evo Morales”, dijo Cordero.
El politólogo relató que los hechos del presunto golpe de Estado se remontan hasta el año 2019. “Hubo una movilización ciudadana que paralizó el país en el mes de octubre. La protesta duró 16 días y Evo Morales presentó su renuncia junto a sus ministros, el vicepresidente y miembros de la Asamblea Legislativa. Se produjo un vacío de poder. Frente a eso, el país quedó a merced del caos. En esa situación las Fuerzas Armadas Boliviana le sugirieron a Morales que debía renunciar. Esta sugerencia está enmarcada en la Constitución. Después de las elecciones 2020, Morales acusó que hubo un golpe de Estado y la intención actual es posicionar la tesis de golpe de Estado en la opinión pública”.
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Para el experto, las acciones actuales tienen un trasfondo electoral. “El señor Evo Morales está haciendo todo lo posible por volver a ser nuevamente candidato y presidente de Bolivia. Hay elecciones en cuatro años, pero ahora trata de aniquilar políticamente a sus adversarios”, agregó.
Ante este escenario el futuro no es muy alentador para Jeanine Áñez, Carlos Mesa o a cualquier líder político de oposición.
“Áñez se ha convertido en un trofeo político. Es una ex-presidenta sin apoyo popular y eso la convierte en el eslabón político más débil. El escenario es muy desolador para ella y para la oposición. Áñez puede negociar la posibilidad de un juicio, pero eso implicaría que la oposición política le dé los votos en el Congreso”, explicó Cordero.
En cuanto a la división de la oposición, el politólogo afirmó que dentro de la oposición boliviana “todos buscan salvarse por su cuenta y remar hacia distintas direcciones. Esto los convierte en presa fácil del autoritarismo gubernamental”, puntualizó.