La sensación de alarma se ve reforzada por la reacción de particulares, empresas y mercados con la elección de Pedro Castillo como presidente de Perú. Mientras se echan en falta análisis ponderados, desde un extremo político se advierte enfáticamente de los peligros que están por llegar. Esto forzó la depreciación del sol y la retirada de capitales. En 2021, la divisa estadounidense subió casi un 10% y pronto podría romper la simbólica barrera de los 4 soles por dólar.
Lo poco que se sabe del presidente electo y sus más directos colaboradores, o el papel que en el nuevo gobierno se le podría reservar a Vladimir Cerrón (el mandamás de Perú Libre, un partido que se reconoce como “marxista-leninista-mariateguista”), no contribuye a serenar la política peruana.
En este contexto, Castillo está intentando calmar a ciertos actores económicos, políticos y sociales más contrarios a su proyecto. Así, se reunió con diversos empresarios y posteriormente pidió la permanencia del presidente del Banco Central.
Carlos Malamud. Historiador y politólogo, abordó el tema en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.
“Nos movemos en un marco de gran incertidumbre. El propio Castillo, quien o ha sido declarado como presidente electo, ha tratado de tranquilizar a diversos sectores políticos, económicos y sociales, contrarios a sus ideologías. Ha mandado mensajes tranquilizadores como decir que no es comunista, que no pondrá en peligro las inversiones, que respetará la propiedad privada y la Constitución. No obstante, hay mucha desconfianza porque ha dicho que quiere proponer una constituyente”, dijo Malamud.
El analista comentó que en ese esfuerzo de Castillo de dar tranquilidad, se asemeja más a Hugo Chávez.
“Todo lo que dijo Chávez en campaña para su primera elección, lo incumplió de una manera abierta y brutal. No obstante, hay que tener presente una gran diferencia entre Chávez y Castillo. Chávez tenía una trayectoria que lo convirtió en un líder deseado por las masas. Además, en esa elección de 1998 obtuvo más del 56% de los votos, lo cual le dio una gran legitimidad para convocar a la Asamblea Nacional Constituyente y avanzar en su proyecto. Por el contrario, en la primera vuelta Castillo obtuvo menos del 19% de los votos. Luego, hay que decir que ganó con el antifujimorismo”, añadió.
Para el analista, el liderazgo es diferente y hay una legitimidad política y electoral totalmente distinta.
“Por otro lado, hay que tener presente que Perú no es Venezuela. Es decir, Venezuela cuando Chávez llega al poder todavía era un petroestado que permitió financiar la aventura bolivariana. En Perú no hay nada semejante. Chávez podía hacer lo que hizo, Castillo lo tiene complicado”, explicó.
En cuanto a la gobernabilidad en Perú, un país partido por la mitad y con un Congreso extremadamente fragmentado, Malamud afirmó que “sea quien sea el próximo presidente de Perú, tendrá el problema de la gobernabilidad. Como resultado de la primera vuelta electoral, el Congreso resultante fue sumamente fragmentado. Esto complica mucho más la posibilidad de gobernar con un planteamiento sin contar las posturas de la oposición. Esa es otra diferencia con la Venezuela de Chávez”, agregó.
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