El Departamento de Trabajo estadounidense reportó una inflación para el mes de junio de 0,9%, lo que da un repunte interanual de 5,4%, el mayor aumento de precios en 12 meses desde la crisis del 2008.
La cifra superó ampliamente la estimación de los analistas consultados por Bloomberg, que esperaban un aumento mensual de 0,5%. El repunte de la inflación, que se debe en gran medida a la rápida recuperación de la economía tras la recesión pandémica, ha aumentado la preocupación de que la Reserva Federal pueda sentirse obligada a empezar a retirar sus políticas de bajos tipos de interés antes de lo previsto.
El economista José Gonzáles abordó el tema en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.
“Son niveles muy altos en función de lo que había sido la inflación histórica en los Estados Unidos dese la crisis de 2008, que había bajado a niveles inferiores al 2% y eso era lo que le preocupaba a la Reserva Federal, porque la ausencia de inflación revela una falta de actividad económica. No obstante, en los últimos dos meses la inflación ha superado el 5%. La discusión entre las autoridades monetarias y económicas, es determinar si esta inflación es transitoria, como dice la Reserva Federal, o si es estructural y permanente. Lo que queda claro es que la reactivación de la demanda, en virtud del éxito de la vacunación, está creando la presión en los precios”, dijo el economista.
Para Gonzáles es una buena noticia que un tercio de la inflación del mes pasado se debió a la venta de carros usados y alquiler de automóviles. “Si eliminamos ese elemento, la inflación del último mes fue de 2.7%. Los analistas dicen que eso es muy puntual y nadie cree que los automóviles sigan subiendo. El gobierno espera que la inflación baje en el otoño”, destacó.
La secretaria del Tesoro, Janet, Yellen, también luce confiada en que la inflación bajará y no se desatará una crisis.
“La inflación no debería ser estructural. El objetivo de la Reserva Federal es mantener una inflación en 2.3%. Por lo tanto, esta última cifra de 5.4% comienza encender ciertas alarmas. Si se mantiene a ese nivel, la Reserva Federal debe reaccionar a corto plazo para subir las tasas de interés. Esa acción en una reactivación económica, podría amenazar el crecimiento futuro. Por eso el mercado está nervioso”, agregó el experto.
En cuanto al agudo aumento de precio de los carros usados, Gonzáles señaló que se trata de un efecto de la pandemia del COVID-19.
“Cuando comenzó la pandemia el primer temor era que se creara una inflación por oferta, con el cierre de los mercados asiáticos. Cuando el COVID-19 llega a occidente, hay una recesión por parte de la demanda. Ahora mismo, esos temores están combinados y la producción de automóviles nuevos se ha retrasado mucho. Por eso, hay una presión en el precio de los autos usados.
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