Este próximo 4 de septiembre se realizará en Chile el plebiscito constitucional. Tras aprobar la redacción de una nueva Constitución en el año 2020, que fue la respuesta a las masivas movilizaciones de finales de 2019, conocidas como “estallido social” y elegir la Convención que la escribió en 2021, el país decidirá finalmente, si aprobará o rechazará el texto.
La Convención comenzó su trabajo el 4 de julio de 2021, bajo el gobierno de Sebastián Piñera. El texto propone cambios sustanciales al modelo político y económico que generó un prolongado período de crecimiento y estabilidad en ese país, pero también marcadas inequidades en educación, salud o pensiones. Según advierte Swissinfo.com, de aprobarse la nueva constitución, Chile tendría la carta magna más feminista de América, un texto que obliga a la paridad de género en todas la instituciones, consagra el aborto y reconoce el trabajo doméstico.
La nueva Carta Magna empezaría a regir a medida que se creasen los nuevos órganos que contempla, como por ejemplo una Agencia Nacional de Aguas o la Cámara de las Regiones, que reemplazaría al Senado.
Los partidos de la coalición de gobierno ya firmaron un acuerdo que precisa algunos aspectos del texto (como que seguirán existiendo clínicas, hospitales y centros médicos privados) y se comprometieron a algunos cambios que impulsarán si gana el apruebo (como eliminar la reelección presidencial consecutiva).
Más de 15 millones de personas votarán este domingo 4, obligatoriamente, en un plebiscito para aprobarla o rechazarla. Si bien un 80% de los votantes aprobó cambiar la Constitución en 2020, dos años más tarde y a pocos días de la votación, la mayoría de las encuestas en Chile presagian un triunfo del rechazo, mientras las señales políticas de los últimos días reflejan incertidumbre ante el resultado electoral.Los que votarían por el “Rechazo” serían la derecha y alguna parte de la centro izquierda, ya que califican a la nueva Carta Magna como «radical».
Por su parte, la izquierda que era mayoría en la Constituyente, busca que salga el “Apruebo”.
Si gana el «rechazo», la Constitución de 1980 seguirá vigente, en contraste con la abrumadora mayoría que votó por su reemplazo. Sin embargo, frente a la posibilidad de ese rechazo, el presidente Gabriel Boric dijo que impulsaría un nuevo proceso constituyente.
De suceder esto, Guillermo Larraín, académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, en entrevista con Bloomberg, señala que, en cualquier caso, se deberá tener en consideración por la persistencia de las demandas sociales, que con esta nueva Constitución, el Estado podría generar, al menos, un 9% de mayor gasto público y carga tributaria. “Serán las mismas demandas; solo que la intensidad, velocidad, el lenguaje puede ser distintos. Pero las demandas están ya identificadas, el punto es que ahora hay que generar condiciones para satisfacerlas”
De hecho, para The Economist se trata de una«lista de deseos de izquierda fiscalmente irresponsable»
Ojalá no ocurra como con Hugo Chávez, que al perder el plebiscito por la reforma constitucional, el 2 de diciembre de 2007, igualmente la fue imponiendo irrespetando la voluntad consagrada de los venezolanos.
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