El asesinato de George Floyd ha revivido al fantasma del racismo que se encontraba dentro de la sociedad estadounidense. Las protestas de los ciudadanos afroamericanos reclamando la igualdad de los derechos civiles, los discursos del presidente Donald Trump, apelando a su base electoral de ciudadanos blancos conservadores, y los gritos de los seguidores del presidente evocando el «white power», hacen recordar la época del Ku Klux Klan.
El experto en racismo en América Latina y director del Instituto de Investigaciones Afrolatinoamericanas de la Universidad de Harvard, Alejandro de la Fuente, abordó el tema en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.
«Es un conflicto de larga duración. Es como si todavía estuviéramos peleando la guerra civil del siglo XIX. Ha habido distintos capítulos. Justo después de la guerra hubo un momento de enorme inclusión y de extensión de derechos ciudadanos a la población afroamericana. Después se produjo un reflujo que duró varias décadas. Luego llegó el período de la segregación. En la historia de los Estados Unidos, desde la segunda mitad del siglo XIX, ha existido un conflicto permanente. La elección de Barack Obama es un momento singular y de gran esperanza en ese conflicto y la elección de Donald Trump, marca un movimiento del péndulo hacia la otra dirección», explicó de la Fuente.
En pleno siglo XXI, con altos niveles de globalización, en una sociedad llena de migrantes y después de la llegada de Barack Obama a la presidencia, parecía que las heridas raciales en Estados Unidos habían cicatrizado.
«Las estructuras que sostienen el racismo, son estructuras sociales, económicas y políticas, que no han sido desmanteladas. Existe un racismo estructural. Esto no es una cuestión de seres humanos individuales. Existen una serie de prácticas e instituciones que de manera sistemática radicalizan a la población respecto al racismo. Una muestra dramática, son las prácticas policiales que hemos visto en los últimos meses y la violencia racial. Eso no es nuevo, pero ahora es capturado por personas en sus teléfonos y lo hacen más visible», dijo el experto.
Históricamente, los presidentes de los Estados Unidos han combatido el racismo tratando de aplacar la situación y mandando mensajes conciliadores. Sin embargo, Trump, ha hecho todo lo contrario.
«La primera misión de los presidentes siempre ha sido unir al país, eliminar fracturas, crear puentes. Sin embargo, el presidente Trump ha descubierto que el tema racial moviliza políticamente a un sector de la población americana. Hay un sector de la población blanca que todavía reacciona de una manera emotiva a esos discursos de división y tensión. Esto puede ser una estrategia política, pero no creo que sea un camino hacia la victoria electoral. El precio que pagamos por esa retórica es muy alto», destacó el experto.
Las heridas raciales se han avivado y es un tema que ha dividido al país entre ciudadanos afroamericanos y supremacistas blancos.
«El país será menos unido que antes. Esto es algo que no solo afecta a la población afroamericana, también afecta a la población latina o hispana, porque todos los ubican en la misma posición de inferioridad. Serán unos Estados Unidos menos unidos, que será un país diferente al que estamos acostumbrados», agregó el experto.
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