Un joven de 18 años que mató a 19 niños y dos profesores en una escuela primaria de Texas se atrincheró en un aula y “disparó a todo el que se interpuso en su camino”, informó un funcionario el miércoles, al describir el más reciente de una horrible serie de asesinatos en masa en iglesias, escuelas y comercios en Estados Unidos.
La policía y otras personas que respondieron al ataque del martes rompieron las ventanas de la escuela para permitir que los estudiantes y maestros pudieran escapar, precisó el teniente Christopher Olivarez del Departamento de Seguridad Pública de Texas al programa “Today” de la cadena NBC.Olivarez también le dijo a la cadena CNN que todas las víctimas estaban en el mismo salón de clases de cuarto grado en la Escuela Primaria Robb. Al final, los agentes abatieron fatalmente al agresor.
La masacre en la primaria de Uvalde, una localidad con alta población latina, fue el tiroteo con más muertos en una escuela estadounidense desde que un hombre armado mató a 20 niños y seis maestras en la escuela primaria Sandy Hook de Newtown, Connecticut, en diciembre de 2012.
Joy Díaz, reportera basada en Texas, abordó el tema en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.
“La última semana de clases es como la semana de la navidad. La mente y el espíritu de los niños están listos para celebrar y está expectante. Termina el año escolar y los maestros y los niños respiran, pero en esta escuela que está casi en la frontera entre México y Estados Unidos, en estos momentos es la peor pesadilla de su vida”, dijo Díaz.
El atacante fue identificado como Salvador Ramos, un joven que apenas cumplió 18 años fue a comprar dos rifles de asalto.
“Nunca vamos saber por qué este joven compró esos rifles y atacó a esta escuela primaria, porque terminó acribillado en la escena del crimen. Por ahora, no sabemos si ha dejado una nota. Lo que sí sabemos es que estuvo enviando mensajes a algunos amigos, y les comentó que tenía un secreto que les quería contar. No obstante, no sabemos sus motivaciones. Era una criatura, acababa de cumplir los 18 años”, dijo Díaz.
La periodista señaló que las investigaciones continúan, pero ahora mismo está presente el “tormento de las preguntas”.
“Por qué continúa pasando estas cosas”, agregó la reportera.
Hasta el momento, las investigaciones apuntan que Ramos había abaleado a su abuela, antes de salir a la escuela primaria.
“Eso es lo que hemos escuchado y lo dijo el gobernador, pero no han dado detalles definitivos. Algo que se hace interesante, es que es muy similar a la primera matanza masiva que también ocurrió en el estado de Texas en 1966. En ese momento, ocurrió en el campus de la Universidad de Texas, y fue un hombre, blanco y joven. Aquella persona, primero mató a las mujeres de su familia”, acotó.
El gobernador Greg Abbott es uno de los defensores de la llamada segunda enmienda y del uso libre de las armas. Por su parte, Kent Paxton, el fiscal general del estado, ha propuesto armar a los profesores.
“Después de todas las matanzas que hemos tenido en Texas, no solo en escuelas, iglesias, supermercados, y en las casas, después de todos estos eventos, la decisión es armar a los maestros, cuando la última legislatura lo que hizo fue abrir aún más el acceso a las armas. Para comprar un arma en Texas no necesitas sacar una licencia y se puede llevar al aire libre. Si armamos a los maestros, entonces debemos armas a los sacerdotes, y a los cajeros de supermercados”, explicó la periodista.
Una de las declaraciones más llamativas fue la de Steve Kerr, coach de los Warriors de Golden State, pero que se encontraba en Dallas para disputar el partido cuatro de la final de la Conferencia Oeste contra los Mavericks.
Kerr señaló que la mayoría de los estadounidenses están en contra del porte de armas, pero que son rehenes de 50 senadores que no quieren cambiar la ley.
“Somos rehenes porque si vemos a los senadores de Texas, se van a reunir con el ex-presidente Donald Trump y han dicho que se ha politizado el tema. No creo que hayan cambios”, acotó.
Finalmente, Díaz destacó que como texana se siente triste.
“Soy madre de dos hijos y ellos me han visto hablar de estos temas, correr hacia donde ocurren estos hechos y llegar con los zapatos llenos de sangre. Hoy les dije que si iban a ir a la escuela, que mantuvieran sus celulares encendidos. Les dije que cualquier cosa llamaran al 911 y luego a mí. Ellos me abrazaron y dijeron que iban a estar bien. Ellos no me pueden garantizar que estarán bien y yo tampoco se los puedo garantizar, pero tenemos que seguir viviendo”, puntualizó.
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