Los lectores de la cobertura internacional del NYT ya conocen bien el nombre de Anatoly Kurmanaev, luego de llamar la atención del mundo al explicar cómo fue que el colapso económico de Venezuela se convirtió en el peor del mundo fuera de un contexto de guerra en décadas.
Se internó en territorio rebelde para descubrir el abandono del Estado venezolano, que ha dejado grandes extensiones del país en manos de una organización terrorista. Y, nota tras nota, ha mostrado cómo un país rico en petróleo pasó de ser un poderoso petroestado a una encarnizada distopía capitalista donde algunos compran y otros mueren de hambre.
Ahora Anatoly se integra a la oficina del diario desde Ciudad de México como corresponsal.
El periodista Anatoly Kurmanaev, abordó el tema en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.
“Estuve trabajando desde 2013 en Venezuela, desde que llegó Maduro, y fue una experiencia formativa y complicada. Han sido años muy difíciles desde todo punto de vista. No obstante, también fue una experiencia donde aprendí todo sobre el periodismo. En Venezuela tuve experiencias que me van a servir por el resto de mi carrera”, destacó.
Apenas llegó a Venezuela, Kurmanaev escribió un artículo en el que se preguntaba por qué con un gobierno tan malo, la oposición no podía hacer nada.
“Han cambiado tantas cosas en ocho años. Sentí que viví en tres o cuatro países diferentes. La Venezuela de hoy no tiene nada que ver con la Venezuela de 2013. Estuve en el último año del boom petrolero, luego llegó el periodo de la escasez, posteriormente los momentos del conflicto social, y ahora esta especie del capitalismo salvaje que se está viviendo. Fueron muchas realidades las que se vivieron. Es un país que cambia de manera drástica cada año”, relató el periodista.
Para el periodista Venezuela es un sitio caótico. “Es un país muy arbitrario. Cuando sales de la casa no sabes lo que va a pasar, no sabes si llegarás a tu destino. Puede ser que te pare la policía y puede que no. Puede no haber gasolina, las vías se trancan en ocasiones. Existen leyes, pero no se aplican. Cada vez que un venezolano sale, tira unos dados para lograr sus objetivos. Es difícil vivir sin una certeza del día a día”, comentó el reportero.
Kurmanaev destacó que lo más complicado fue vivir las protestas de 2014 y 2017.
“En 2014 estuve en San Cristóbal, en una mina en el Tepuy en 2016 donde nos recibieron con ametralladoras. Fue una experiencia muy intensa. Mi vida día a día en Venezuela fue muy agitada, pero cuando me fui sentí un dolor profundo. Es un país que tiene todo para odiarlo, pero es difícil no quererlo. Me sentí en una guerra en Venezuela”, enfatizó.
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