Este martes subieron a 19 las personas detenidas, entre ellos cinco precandidatos presidenciales, políticos, un banquero y hasta ex camaradas de armas del Presidente de Nicaragua y candidato Daniel Ortega, por “incitar a la injerencia extranjera” y “aplaudir sanciones” contra el gobierno sandinista, en el poder desde 2007. El canciller de Nicaragua, Denis Moncada, dijo “Son delitos que están relacionados con el encabezamiento y la dirección de golpes de Estado (…), actividades vinculadas con terrorismo, menoscaban la independencia y la soberanía del Estado nicaragüense“
En una reciente entrevista publicada en el diario argentino El Clarín, el reconocido escritor nicaragüense, Sergio Ramírez, quien además se desempeñó como mano derecha de Daniel Ortega y vicepresidente de Nicaragua durante los años 80, ha señalado refiriéndose a Daniel Ortega y su régimen:
“Han superado todos los límites. No les importan los costos a pagar …las declaraciones, como la condena que aprobó la OEA, o la que hagan los gobiernos europeos o los Estados Unidos, inclusive, no hacen mella en su poder interno. En la forma como tiene articulado el poder represivo, con el Ejército, la policía, los grupos paramilitares, las declaraciones no hacen mella. Tampoco en la estabilidad financiera. Él piensa que una vez que gane las elecciones, a su manera, la comunidad internacional lo va a seguir reconociendo diplomáticamente, por mucho que lo critique. Con las elecciones los gobiernos no van a retirar los embajadores, y eso es todo lo que él necesita en este momento. Traspasar el río”
Ramírez, importante protagonista de la revolución sandinista en 1979 junto a Daniel Ortega, considera que de esa revolución “No queda nada. Lo que queda es un mal recuerdo… La alfabetización se perdió; otra vez Nicaragua tiene un gran porcentaje de analfabetos. Más del 70% de la población no tiene empleo formal; la gente vive de los rebusques. Los niveles de pobreza llegan a la mitad de la población. Eso que no se pudo cambiar con tanta sangre ya es una frustración en sí. A esto se agrega el hecho de que el producto de la revolución es Daniel Ortega y su familia gobernando, como cualquier otro dictador tradicional del pasado. Entonces eso frente a los jóvenes que vivieron la revolución es una frustración. Y frente a los que no lo vivieron es un engaño. Lo ven como una gran estafa”
En la entrevista concedida al diario El Clarín, el anterior aliado de Ortega se refiere a la obsolescencia del dictador nicaragüense:” Hay que tomar en cuenta que Ortega no ha salido de la Guerra Fría. La Guerra Fría terminó hace tiempo, pero él sigue respirando esos aires”
En su autobiografía, “Adiós Muchachos”, Ramírez, premio Cervantes de literatura, cuenta que estuvo en la dirección del Frente Sandinista, donde se forjaron las “políticas de transformación social”, donde se planeó la alfabetización, el reparto de tierras. “No empuñé armas en la revolución, no llevé nunca uniforme militar”. Por eso es que hoy frente a este atropello vulgar a la disidencia, se siente decepcionado.
Como político ve con asombro y disgusto las nuevas leyes represivas del estado en Nicaragua, entre ellas, la nueva ley de Defensa de la Soberanía nacional, que como escritor no deja de sorprenderle porque hasta el aplauso queda proscrito.
La desesperación del dictador de Nicaragua no acepta ni a las focas.
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