El Programa Mundial de Alimentos de la ONU dijo que había llegado a un acuerdo para suministrar alimentos a las escuelas venezolanas, en momentos en que el director, David Beasley, visita Caracas para reunirse con funcionarios, incluidos Nicolás Maduro y Juan Guaidó.
La nutricionista especializada en gestión de seguridad alimentaria y asesora de Cáritas Venezuela, Susana Raffalli, abordó el tema en el programa Día a Día, conducido por César Miguel Rondón.
“El Programa Mundial de Alimentos, aunque el nombre hace entender que es un programa humanitario que moviliza grandes cantidades de alimentos de un país a otro, ha ido evolucionando y es la agencia de Naciones Unidas más humanitaria”, dijo Raffalli.
En principio El Programa se encargaba de llevar un contingente de alimentos a países que por alguna razón tuvieran que interrumpir su producción de alimentos. No obstante, ahora manejan asistencias alimentarias y se han especializado en apoyar a los países más frágiles en alimentación escolar.
“Su llegada a Venezuela puede representar cosas beneficiosas. La primera es ayudar a apoyar a que los suministros de alimentación en las escuelas sean restituidos. Lo segundo son el desarrollo de programas de protección social a los hogares más pobres del país. Esto suele ser muy beneficiosos. Se suelen quedar dos o tres años en el país para crear las condiciones de que el programa pueda continuar sin su presencia”, agregó la experta.
Para la nutricionista, más allá de la buena noticia de que el Programa Mundial de Alimentación llegue a Venezuela, es preocupante porque el país debería tener la capacidad de producir y abastecer de alimentos a toda la sociedad.
“En estos momentos la situación alimentaria del país es muy precaria. Aunque hay zonas que puede ser percibido como una mejora en el abastecimiento, la realidad es que hay un sector en la sociedad que todavía no tiene acceso a alimentos. Hay sitios que están muy abastecidos, pero los alimentos son costosos. Las cuentas macros del país no da para que comamos todos. Es decir, si se suma la cantidad de alimentos que se produce en el país más lo que se importa, quedan millones de personas sin comer, porque no hay suficientes alimentos”, explicó Raffalli.
Para la nutricionista se debe buscar la forma de reducir la brecha alimentaria en Venezuela.
“Las funciones de alimentación tienen que ver directamente con el Estado. Me refiero a la alimentación escolar, en prisiones u hospitales. La situación a ese nivel es muy precaria. El contenido de las cajas Clap ha ido empeorando aceleradamente. Por eso, las conversaciones con el Programa Mundial de Alimentos habían comenzado hace tres años. Este acuerdo es un indicativo que se está tocando fondo y el Estado necesita auxilio”, añadió la especialista.
La nutricionista comentó que este programa puede costar más de 200 millones de dólares para el año escolar completo.
“Sabemos que uno de los donantes es la Comisión Europea. No se puede entender que un país con todos los suelos posibles para producir y exportar alimentos, ahora estamos pidiendo auxilio a un programa que se utiliza en Yemen o en Nigeria. Los inicios del Programa Mundial de Alimentos en Venezuela es el reflejo de que el régimen de Maduro fracasó”, puntualizó.
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