La emigraci贸n de mujeres venezolanas tiene historias que le atraviesan el alma a cualquiera. Madres con beb茅s en brazos caminando miles de kil贸metros, enfrentadas a la pobreza y el rechazo. Mujeres que impulsan un cambio en la vida de sus familias huyendo de un pa铆s que no les ofrece seguridad ni futuro.
Algunas de ellas lo logran pero otras se convierten en v铆ctimas de depredadores inhumanos en el camino.
Leemos en el diario La Naci贸n de Buenos Aires: 鈥淟a historia era escalofriante: una joven venezolana, atra铆da por una promesa de un futuro mejor en la Argentina, lleg贸 hasta la peque帽a localidad de General Pir谩n, a la casa de un profesor de handball y empleado municipal del partido de Mar Chiquita. Ese hombre hab铆a conseguido activar la log铆stica necesaria para que la chica, de 21 a帽os, atravesara ilegalmente cinco fronteras, en una odisea que, lejos de conducirla a una tierra de libertad, la deposit贸 en una vivienda en la que estuvo encerrada durante una semana, en la que fue sometida sexualmente cada d铆a, hasta que logr贸 pedir ayuda y fue liberada. Con el sospechoso detenido, el caso se hizo p煤blico. Y una mujer que vio el relato en un portal de noticias le avis贸 a una amiga: 鈥溌ir谩, es lo mismo que te pas贸 a vos!鈥. Ese hecho ocurri贸 hace casi tres a帽os, pero recobr贸 actualidad a la luz de aquel episodio, develado hace solo un par de meses鈥
El diario contin煤a el relato: 鈥淧ara traer a ambas mujeres se vali贸 primero de un acercamiento v铆a redes sociales. Y luego, de contactos para que lleguen desde Venezuela tras sortear fronteras de varios pa铆ses hasta llegar a Argentina. La fiscal Laura Mazzaferri, que interviene en la causa, logr贸 determinar que en este segundo caso 鈥搎ue fue el que abri贸 la investigaci贸n- el abusador desembols贸 800 d贸lares para activar el traslado de su v铆ctima. Y que pag贸 otros 7300 pesos para que llegue desde Jujuy, donde a mediados de marzo 煤ltimo hab铆a quedado varada luego de un primer tramo de viaje de terror: transit贸 por tierra y hasta en embarcaciones precarias; de hecho, entr贸 a Ecuador en una balsa en la que perdi贸 el equipaje con su ropa鈥.
En un art铆culo de Infobae del a帽o pasado se afirma que: 鈥淰arias mujeres venezolanas han sido v铆ctimas de trata de blancas y han terminado en M茅xico, atrapadas por sus victimarios quienes las obligan a ofrecer servicios sexuales a trav茅s de plataformas digitales como la extinta Zona Divas. Se estimaba que para el 2020 hubiese m谩s de 50 mil聽 v铆ctimas. Venezolanas de entre 12 y 35 a帽os de edad, residentes de zonas marginales, resultaron ser la presa favorita de los captores, quienes las manipulaban prometiendoles un futuro con un empleo estable鈥
De acuerdo con el sitio Armando Info, el problema inici贸 desde 2012, cuando organizaciones criminales mexicanas como el C谩rtel Jalisco Nueva Generaci贸n (CJNG), en complicidad con otros grupos, como Los Cuinis, comenzaron a atraer mujeres con buen aspecto f铆sico a M茅xico. 鈥淓n ese pai虂s se trata con frecuencia de chicas atractivas que trabajan como damas de compan虄i虂a de alto nivel o mesoneras de sitios nocturnos, negocios manejados directamente por el crimen organizado…A menudo la mercanci虂a humana pasa a ser propiedad de capos y sicarios, con quienes se conoce el infierno de los femicidios鈥
Tambi茅n ocurre lo mismo en Trinidad y Tobago, como narra en un reportaje investigativo, Armando Info, 鈥m谩s de 21 mil mujeres venezolanas, adultas y menores de edad, han terminado v铆ctimas de trata de personas en los 煤ltimos seis a帽os en ese pa铆s, de acuerdo con cifras oficiales de la Comunidad del Caribe (Caricom). Las v铆ctimas, indica un informe de ese organismo, suelen tener entre 18 y 25 a帽os, aunque un n煤mero significativo tiene entre 16 y 17 y algunas son a煤n m谩s j贸venes鈥
No podemos callar esta tragedia, es el dolor de hijas, hermanas, madres. Urge no s贸lo protegerlas del enga帽o sino exigir justicia y protecci贸n de los pa铆ses donde estas terribles acciones han tenido lugar. Nuestras mujeres no son mercanc铆a, ninguna lo es.