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Cómo si nos hiciera falta, en medio del Covid-19, ahora a los rusos se les da por buscar virus en especímenes preservados de animales de cerca de 50 mil años atrás.
Según lo señala, AFP , el laboratorio del gobierno ruso, Vektor, que está desarrollando la segunda vacuna COVID-19 de Rusia también está estudiando diversos paleovirus, es decir, patógenos antiguos. Quienes lo estudian lo hacen desde Vektor, antiguo centro para el desarrollo de armas biológicas en la época soviética, ubicado en la región de Novosibirsk en Siberia, una de las dos únicas instalaciones en el mundo que almacena el virus de la viruela.
La investigación, en colaboración con la Universidad de Yakutsk, comenzó con el análisis de tejidos extraídos de un caballo prehistórico que se cree que tiene al menos 4.500 años. El laboratorio Vektor dijo que los restos fueron descubiertos en 2009 en Yakutia, una vasta región de Siberia donde se descubren regularmente restos de animales paleolíticos, incluidos mamuts.Pero piensan investigar también restos de alces, perros, perdices, roedores, liebres y otros animales prehistóricos.
Los especímenes que se están probando forman parte de la colección del Museo Mammoth de la Universidad Federal del Nordeste de Rusia en Yakutsk e incluyen perros prehistóricos, como el perro Tumat, un cachorro momificado perfectamente conservado, que se encuentra sellado en el permafrost siberiano después de más de 12,400 años.
Según The Daily Mail, Maxim Cheprasov, jefe del laboratorio del Mammoth Museum de la Universidad de Yakutsk, dijo en un comunicado de prensa que los animales recuperados ya habían sido objeto de estudios bacterianos. Pero agregó: «Estamos realizando estudios sobre paleovirus por primera vez».
La científica, Dra. Olesya Okhlopkova, dijo a AFP: «Queremos encontrar paleovirus que permitan iniciar el desarrollo de la paleovirología en Rusia». El objetivo es «realizar investigaciones avanzadas» sobre la «evolución de los virus». Sin embargo, los expertos ya han advertido que profundizar en el pasado podría representar una amenaza de infecciones “zombies”, cuyas causas no se sabrían identificar con claridad.
Y todo ello ocurre cuando persiste en la angustia de muchos la teoría de que el coronavirus fue creado en un laboratorio en Wuhan, teoría negada por los expertos de la Organización Mundial de la Salud, pero que muchos consideran cierta.
En tiempo de armas nucleares, satélites espías, basta con algo minúsculo, imperceptible al microscopio para cambiar el destino de la humanidad. La verdad es que a estas alturas del Covid 19, no más virus, por favor