En la guerra hay victorias o derrotas militares, en el campo de batalla. Se toma una ciudad, se avanza en conquistar un territorio o se pierde un territorio. También hay victorias diplomáticas. En el caso de Ucrania, son victorias diplomáticas, por ejemplo, la incorporación de Suecia y Finlandia a la OTAN, la consolidación de la comunidad europea en apoyo a Ucrania, la visitas a Kiev de líderes mundiales para manifestar su solidaridad al presidente Zelensky, todas esas son victorias en la guerra. Pero hay unas victorias que ni son militares y ni son diplomáticas, que valen tanto o más.
Lo que hemos visto, es el Festival de Eurovisión, que se llevó a cabo en Italia este fin de semana, y ese fue el grupo ucraniano que ganó el festival. Hubo un momento de suspenso mientras llegaba el nombre del ganador de este año, y ese momento de silencio es el que provoca esa alegría de familias ucranianas. Hubo celebración en el frente de batalla, entre soldados y civiles. Zelensky celebró y dijo que el próximo festival de eurovisión es en Kiev. En fin, eso es una victoria en una guerra. Es una victoria distinta a las diplomáticas y a las militares.
Esa familia que celebró en la intimidad y en la modestia de su hogar, es la familia de Natasha Ivzhenko. Ella vive refugiada con sus hijos en Zaragoza, vamos a su casa.
CMR- Natasha, gracias por estos minutos en el programa de hoy ¿Cómo estás Natasha?
NI- Estoy bien, gracias.
CMR- Vimos ese video muy emotivo, eufórico y feliz, cuando ganó Ucrania el festival de Eurovisión. ¿Quiénes estaban en ese video, Nastasha?
NI- Gritaríamos más fuerte, pero mi suegro estaba durmiendo. Estuvimos mis hijos y yo.
CMR- ¿Tienes cuántos hijos?
NI- Tengo dos hijos y sus nombres son Viktor y Viktoria.
CMR- Viktor y Viktoria ¿Y qué edades tienen?
NI- Tienen 13 y 7 años.
CMR- Muy bien ¿Y desde cuándo están en Zaragoza?
NI- El día 19 de mayo cumplimos dos meses.
CMR- ¿De dónde vienen en Ucrania?
NI- Hace siete años que vivimos en Gostomel, a las afueras de Kiev, muy cerca de la famosa Bucha.
CMR- Se salvaron de algo muy importante ¿Cómo fue el proceso de salir de Ucrania y llegar hasta Zaragoza?
NI- Primero fue una decisión muy dura, porque yo pasé 20 días de guerra en Ucrania, junto a mi familia y mi marido. Con mis amigos estuvimos en una casa, éramos 15 personas ahí. Yo me ocupaba de la cocina y una tarde mi marido me dijo que recogiera a los niños y me fuera del país, porque no se ve la luz al final del túnel. Y como fui la única que podía salir del país, me desperté el 15 de marzo y a las 7 de la mañana ya estaba en el coche con mis hijos y mi suegra. Los cuatro salimos hacia la frontera con Polonia.
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CMR- ¿Tú marido se quedó atrás?
NI- Si, toda mi familia se quedaron atrás. Mis padres, mis hermanos, mis cuñados, mi nuera, todos.
CMR- ¿Qué hace tu marido en este momento. Te comunicas con él con frecuencia?
NI- Si, nos comunicamos cada mañana y por la tarde él se conecta para hablar con sus hijos. Por la mañana no los ve, porque nos estamos preparando para ir al colegio, desayunando y no tenemos mucho tiempo. Pero cada tarde nos conectamos y hablamos por videollamda.
CMR- Veo que en dos meses han podido establecer una vida medianamente normal en Zaragoza, tus hijos van al colegio. ¿Por qué llegaron a Zaragoza, por qué hablas tan bien español?
NI- Yo lo aprendí en la Universidad de Kiev, hace muchos años y era la gerente de exportaciones de una empresa agrícola de Kiev. Mis mercados fueron España y países de América Latina, por lo cual en su tiempo tuve mucha práctica. ¿Por qué Zaragoza?, porque yo era proveedora de una empresa española muy famosa y cuando comenzó la guerra el dueño de la empresa me ofreció su apoyo. Yo lo rechacé, porque no me imaginaba que iban a matar a gente civil, que iban a bombardear a hospitales, clínicas, que el segundo ejército mundial iba a tener miedo a las mujeres embarazadas. Por lo cual, cuando decidí ir del país, escribí un mensaje de que si podría contar con él. Cuando recibí su confirmación, al día siguiente me fui del país. Yo sabía que iba a tener mi rincón para los cuatro, que iba a tener un puesto de trabajo, porque saben que soy una persona responsable y profesional en todo lo que hago. Si no, me hubiese quedado en Polonia, cerca de la frontera, de mi familia y mi marido. Pero como domino el idioma, me fui cruzando cuatro fronteras en cuatro días, en mi propio coche.
CMR- ¿Cómo se sienten tus hijos, luego del trayecto, viviendo ahora en otro país y con otro idioma?
NI- Es difícil, no voy a mentir. Claro que entienden un poco, pero para mí lo más importante es que estuvieran entre los niños, que tuvieran su rutina diaria de niños. Que pudieran cantar, bailar, jugar, y que no tuvieran miedo a salir a la calle a jugar.
CMR- ¿Cuándo esperas reencontrarte con tu marido, Natasha?
NI- La verdad es una pregunta muy difícil y muy dura para mí. Lo echo de menos y aún más porque él está solo. Yo tengo a quien abrazar y él no. Así que no sé, de momento los hombres no pueden abandonar el país y él me prohibió regresar. Justo esta mañana hemos hablando con él y en 40 kilómetros de su trabajo los rusos tiraron misiles sobre los edificios de la población civil. Por eso, él me repitió una vez más que ni pensara en regresar. Me dijo que pensara en los niños, en sus vidas y de momento es lo más importante que tenemos. Me dijo que nos tiene vivos y sanos, y que no tengo que pensar en regresar a casa, porque la situación es muy dura. Es muy difícil vivir en Kiev y a las afueras y yo no tengo a nadie en otras regiones. No tengo a dónde ir, por lo cual, no tengo idea e cuándo nos podemos reunir.
CMR- Una última pregunta, Natasha. ¿Evidentemente, eres una mujer joven. Alguna vez sospechaste que pudieras pasar por una experiencia como esta?
NI- La verdad no. Yo sabía que era valiente, que era una buena madre, pero no tanto. Ahora, me he convertido en un hombre. Yo soy la única que mantiene a los cuatro, a una jubilada y a dos niños, y me siento un hombre muy fuerte.
CMR- Eres muy fuerte, pero eres una maravillosa mujer. Te felicito y te agradezco inmensamente estos minutos en el programa de hoy.
NI- Gracias, aún duele. Como mis hijos no me ven, me puedo permitir llorar (entre lágrimas)
CMR- Un abrazo muy grande, Natasha.
NI- Gracias, abrazos y ojalá se acabe pronto, podamos reunirnos nuestra victoria y gritar más fuerte que la de Eurovisión
CMR- Así será Natasha.
NI- Ojalá sea pronto.
Estas fueron las declaraciones que dio Natasha Ivzhenko, una ucraniana profesora de español, que tuvo que abandonar su país desesperadamente con sus hijos y suegra, a causa de la guerra.