Bielorrusia es un país sumergido en las protestas de hace diez días, desde que Alexander Lukashenko, quien ostenta el poder desde 1994, se proclamara ganador en las sextas elecciones presidenciales.
Las numerosas denuncias de fraude impulsaron a la población a salir a las calles y a protestar. La demanda es que Lukashenko deje el poder y se proclame como presidenta Svetlana Tikhanovskaya, quien compitió en las elecciones y tuvo que salir del país por múltiples amenazas.
Mientras la violencia ha invadido las calles de Minsk, la Unión Europea celebrará una cumbre extraordinaria este miércoles para discutir la situación.
El analista político y especialista en el espacio post-soviético, Javier Espadas, definió lo que está pasando en Bielorrusia con el término de «hipernormalización», en un artículo que escribió en El Condifencial.
Espadas fue uno de los entrevistados en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.
«El término hipernomalización se aplica a los últimos años de la Unión Soviética, durante los cuales era bastante obvio para la mayor parte de la población que el sistema en el cual habían construido sus vidas se estaba desmoronando y sin embargo eran incapaces de imaginarse una alternativa distinta. En el artículo que escribí expreso que no se puede aplicar sin reservas este concepto al caso bielorruso. Si se entiende bien lo que ocurrió en Bielorrusia en los últimos años, se ha reprimido a la oposición, lo que ha hecho que pocas personas se atrevieran a dar el paso. Hasta hace algunos años, los miembros de la oposición eran desaparecidos. Lukashenko ha sido sancionado por estar involucrado en estos hechos», dijo el analista.
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Lukashenko gobierna en Bielorrusia desde 1994 y ha aplicado una represión tan férrea que lo llaman el “último dictador de Europa”.
«Lukashenko es un hombre de orígenes humildes que ganó las elecciones en 1994. Se dice que fueron las únicas elecciones que ganó de manera legítima. Tenía un discurso populista de acabar con la corrupción que se había impuesto en Bielorrusia después de la caída de la Unión Soviética. Sin embargo, eso quedó de lado y se ha dedicado a perseguir a las personas de oposición, a despedir a quienes no comulgan con él», expuso Espadas.
Vladimir Putin ha expresado lealtad y apoyo a Lukashenko, haciendo recordar la época de la Unión Soviética y la Guerra Fría. Esas declaraciones generaron dudas sobre qué acciones podría tomar en el caso de Bielorrusia.
«Es la pregunta del millón: ¿Qué hará Rusia ante este escenario? El futuro de Lukashenko está en las manos de Rusia, porque ha perdido el control del país. Hay huelga en las empresas estatales, las manifestaciones han dejado un claro ganador. Lukashenko solo puede apoyarse en Rusia y en la KGB, el servicio de inteligencia bielorruso que todavía tiene el nombre soviético», añadió.
El especialista también afirmó que Putin está tomando una postura prudente ante Bielorrusia. Además agregó que el presidente ruso «está dispuesto a dejar caer a Lukashenko si tiene garantías de mantener su influencia en el país».
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