Este domingo tres países latinoamericanos dibujaron claramente el dilema que enfrenta la región entre la izquierda y la derecha. Una polarización que en nada beneficia a las democracias del hemisferio.
Señala The Washington Post:
Ecuador será dirigido durante los próximos cuatro años por un empresario conservador después de que los votantes rechazaran el domingo un movimiento de izquierda que generó un auge económico y luego una recesión desde que asumió la presidencia la década pasada. Sin embargo, esa certeza electoral no se extendió al vecino Perú, donde la contienda presidencial se encamina a una segunda vuelta luego de que ninguno de los 18 candidatos obtuviese más del 50% de los votos.
Se refiere al éxito que alcanzó Guillermo Lasso frente al correísta Andrés Arauz, que pareciera romper el giro a la izquierda en Latinoamérica experimentado en Argentina y Bolivia, país en el que también se celebró el fin de semana la segunda vuelta de los comicios en cuatro departamentos, donde el partido el MAS, de Evo Morales.
El presidente electo, Guillermo Lasso dijo: «Los ecuatorianos han optado por un nuevo rumbo, muy diferente al de los últimos catorce años en Ecuador. Durante años he soñado con la posibilidad de servir a los ecuatorianos para que el país progrese, para que todos podamos vivir mejor. Hoy, has resuelto que esto sea así» Señalaba al correísmo, el movimiento del ex presidente Rafael Correa, quien gobernó Ecuador desde 2007 hasta 2017, tornado en líder autoritario y sentenciado a prisión el año pasado en un escándalo de corrupción.
Mientras esto ocurría en Ecuador, en Perú, los resultados llevan a los candidatos Pedro Castillo, de tendencia izquierdista, maestro y líder de una facción radical del sindicato de profesores, y a Keiko Fujimori, hija del autócrata, Alberto Fujimori, excongresista y lideresa del partido Fuerza Popular, un movimiento de derecha, a una segunda vuelta.
Como anticipa el diario El País de Madrid, refiriéndose a Castillo: “El Perú que no vive en Lima, el que no está en Twitter y al que nadie prestaba atención durante la campaña electoral ha logrado colocar a un candidato que nadie vio llegar a la cabeza de la carrera electoral”
Castillo, tras conocerse los resultados, ha señalado que: “No solamente reservistas, yo hago una convocatoria abierta a las personas, a la Policía Nacional, que están pendientes de nuestro accionar, a las Fuerzas Armadas del país, al empresariado, que nos sentemos a conversar, que no se asusten. Hablemos desde las propuestas, hablemos desde lo que uno necesita. Yo sigo sosteniendo que el Perú necesita un cambio estructural para ya no seguir polarizando al país, para dejar de polarizar”.
¿A quién les recuerda este discurso?
Keiko Fujimori, por su parte, dijo: ”Aquí no está en juego una persona, un nombre, un apellido o un partido político. Lo que se va a elegir es un modelo de país. Hago una invocación a los que creen en un modelo de inversión privada y no quieren que el Perú se convierta en Cuba o en Venezuela. Vamos a confrontar al populismo y a la izquierda radical. Y en ese esfuerzo estoy segura de que seremos muchos los peruanos y los ex candidatos presidenciales que se van a sumar”
En opinión de la politóloga, Bettina Schorr, del Instituto de Estudios Latinoamericanos de Berlín (LAI), citada por la agencia de noticias alemana, Deutsche Welle: “el resultado de las elecciones es realmente un desastre para Perú. Esto es ahora como tener que elegir entre la peste y el cólera. Me parece casi increíble que Keiko Fujimori pase a segunda vuelta, después de las acusaciones de corrupción en su contra y después de entorpecer con su partido el trabajo del Congreso y del Gobierno en los últimos años”.
En cuanto a la nueva conformación del Congreso peruano, Iván Lanegra, profesor de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de Perú y Secretario General de la Asociación Civil Transparencia, por su parte, también citado por DW, señala que es el Congreso más disperso de la historia peruana.De los 130 escaños, el partido Perú Libre obtendría 32, Fuerza Popular 22 y Acción Popular 21. El resto quedaría repartido entre ocho partidos más. Esto significa para el politólogo Lanegra, que: «Debido a que las bancadas son pequeñas minorías, el Gobierno necesita una coalición parlamentaria mínima que le garantice cierta capacidad de acción, por ejemplo, para tener una mayoría que evite que el presidente sea destituido. Esa es la única salida, porque sino vamos a tener una repetición de lo que tenemos ahora”.
Esto es, un congreso con facultad de destituir presidentes y bloquear su agenda política, como lo han hecho con cuatro presidentes desde el 2018.
Por lo pronto, habrá que esperar qué ocurre en el Perú, si se repetirá el triunfo de un candidato (CASTILLO) disfrazado, como lo estuvo Chávez, de mansa oveja que busca cambiar la constitución, estatizar empresas y hacer todopoderoso al Estado o Keiko Fujimori acusada de lavado de activos y con un pasado de alto riesgo.
Como dice el escritor peruano, Luis Yslas, en su twitter: “Yo puedo entender que un país se suicide por motivos que socavan la esperanza de la mayoría de sus electores. Lo que no entiendo es que se idealice ese suicidio colectivo, sea que se cometa con la diestra o la siniestra”
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