El escenario político venezolano se ha estancado. Mientras el Tribunal Supremo de Justicia subordinado a Nicolás Maduro nombra a los nuevos rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE) y arremete contra los principales partidos políticos de oposición destituyendo a sus directivas, los sectores democráticos se ven debilitados.
La oposición está fracturada y sin una estrategia común. Aunque el liderazgo se centra en la figura del presidente interino, Juan Guaidó, la Asamblea Nacional está limitada y sin espacio físico para sesionar. Más de 30 diputados están en el exilio, María Corina Machado se ha desmarcado del denominado G4, Henrique Capriles arremete contra Leopoldo López y no se avizora un plan de acción.
Esa división es aprovechada por el régimen de Maduro, que ha convocado las elecciones parlamentarias para el próximo 6 de diciembre, sembrando otro elemento divisorio dentro de la oposición, que entra en el dilema si participar en el proceso electoral o abstenerse.
Muchos analistas opinan sobre este contexto y se lee una fuerte afirmación Jesús Seguías, consultor político y presidente de Datincorp: «en mala hora, la oposición abandonó la coherencia que debió mantener en torno a sus verdaderas fortalezas y se dejó arrastrar por estrategias impuestas por políticos impacientes e inmaduros, cuyo desenlace lógico era un salto al vacío».
Seguías fue uno de los entrevistados en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.
«Después de diez años de confrontación entre el chavismo y la oposición, se descubrió que el chavismo ya era una realidad política consolidada en Venezuela. Y que esa realidad política había que valorarla como tal y por tanto las estrategias opositoras debían plantearse ese hecho. Todas las estrategias insurreccionales que se desarrollaron en los primeros diez años, fracasaron y luego el chavismo se consolidó con sus poderes de coacción, lo que hizo más difícil una lucha en el terreno de la confrontación, que es el espacio natural del chavismo. El chavismo nació para la confrontación, es parte de su estrategia política y de su concepción filosófica. En ese momento, la lucha entraba en una nueva fase. La oposición debió caracterizar al adversario, para llegar a la conclusión de que la fortaleza del chavismo está en la confrontación, mientras que la fortaleza de la oposición está en la lucha democrática, es decir las elecciones», explicó Seguías.
Durante los 21 años del chavismo en el poder, la oposición ha abordado distintos tipos de lucha. La rebelión civil, la abstención en las elecciones y la participación electoral, hasta llegar al punto donde se encuentra en estos momentos.
«La oposición entiende que hay que luchar en el terreno democrático y acude a las elecciones presidenciales de 2012, donde Henrique Capriles logra un posicionamiento interesante. Unos meses después de la muerte de Hugo Chávez, Capriles vuelve a competir contra Nicolás Maduro y por primera vez la oposición se iguala al chavismo en términos políticos. Ahí se notaba claramente que la ruta electoral era la correcta. Sin embargo, el 12 de febrero de 2014, un sector de la oposición liderado por Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma, se les ocurrió la idea de que había que salir del chavismo por la vía de la confrontación. En ese momento, no tomaron en consideración que el chavismo venía de ganar unas elecciones municipales en 2013 y el movimiento de ‘La Salida’ fracasó rotundamente. Lo más lamentable, es que ninguno de los líderes asumió la responsabilidad de ese fracaso. Es necesario volver al escenario donde la oposición es fuerte peleando», agregó el analista.
Actualmente la oposición está a la deriva, debilitada y hasta señalada por sus mismos dirigentes después de la operación «Gedeón».
«Cuando la oposición decide en 2015 retomar la ruta electoral después del fracaso de de ‘La Salida’, pudieron obtener una contundente victoria en las elecciones parlamentarias. Sin embargo, ese escenario no fue en un lecho de rosas. En ese momento, la oposición enfrentó una cantidad de arbitrariedades por parte del Consejo Nacional Electoral, pero inteligentemente superaron todos los obstáculos. Fueron unidos y lograron una narrativa que influyó para que el país fuese a votar masivamente. El sistema electoral ha funcionado con la excepción del estado Bolívar y en el estado Miranda, en las elecciones recientes. Si se tiene una ventaja amplia, es imposible desconocer esa victoria. No hay otra ruta que no sea la electoral. Se perdieron 20 gobernaciones por errores de la oposición, por insistir en la salida inmediata de Maduro y de llevar a una población a una confrontación de calle», destacó Seguías.
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