FA/CMR
“Antes de aclarar si bendice o no las uniones de parejas homosexuales, el Vaticano deberÃa volver a su evangelio. Su gran desafÃo hoy es no terminar siendo una iglesia sin fieles y sin diosâ€. Asà culmina el artÃculo del escritor venezolano Alberto Barrera Tyzka en el New York Times.
El columnista reacciona ante la aclaratoria que publicó el Vaticano, a la duda de muchos sacerdotes, el lunes 15 de marzo pasado, en lo que se llama «Responsum ad dubium», aprobado por el papa Francisco, donde se da respuesta negativa a la pregunta ¿la Iglesia dispone del poder para impartir la bendición a uniones de personas del mismo sexo?.
Como advierte la agencia alemana de noticias, Deustche Welle, “La sentencia del Vaticano señala que no es lÃcito impartir una bendición a relaciones o a parejas, incluso estables, que implican una praxis sexual fuera del matrimonio (es decir, fuera de la unión indisoluble de un hombre y una mujer abierta, por sà misma, a la transmisión de la vida), como es el caso de las uniones entre personas del mismo sexo.
La Congregación para la Doctrina de la Fe, que dirige el cardenal español, un jesuita, Luis Francisco Ladaria Ferrer, matiza que Dios ama a cada persona, como también lo hace la Iglesia rechazando toda discriminación injustaâ€.
 Sin embargo, como denuncia Barrera Tyzka, “Mientras el mundo avanza en cuestionamiento frontal del dominio masculino y de la heteronormatividad, el Vaticano retrocede, aferrándose a unos principios que poco tienen que ver con la realidad y con las creencias de los fieles. El tono y el lenguaje que usa la Congregación para la Doctrina de la Fe aspira, sin duda, al rigor de la legalidad pero —como contraparte— hace más visible esta contradicciónâ€.
Se pregunta el escritor: ¿Con qué derecho puede hoy la jerarquÃa de la Iglesia católica juzgar la vida de los cristianos? ¿Con qué autoridad moral puede el Vaticano bendecir o condenar las prácticas sexuales de los miembros de la iglesia? Se trata de la misma institución cuyos miembros son responsables —por acción o por omisión— de al menos 100.000 casos conocidos de abuso sexual a niños en el mundo, según señala un informe de 2018 de Ending Clergy Abuse (ECA), organización global dedicada a enfrentar la pederastia de los sacerdotes católicos.
Según el informe de 2019, de la Red Internacional por los Derechos de los Niños (CRIN, por sus siglas en inglés), citado por France24, solo contando cuatro paÃses de la región latinoamericana se suman más de mil denuncias: México cuenta con al menos 550 de estas, Chile por su lado reporta unas 243, mientras que Colombia y Argentina tienen 137 y 129 respectivamente.
Pero volvamos al texto de Barrera Tyzka, “En este proceso de visibilización, denuncia y aplicación de justicia en los delitos sexuales cometidos por miembros del clero, la jerarquÃa fue durante mucho tiempo un adversario, un obstáculo. Se tardó demasiado en atender, reconocer y hacer suyas las denuncias de los fieles…Si esta jerarquÃa fuera juzgada como cualquier empresa u organización civil en el mundo, muy probablemente ya habrÃa sido intervenida, acusada y condenada como una corporación criminal, responsable o cómplice de múltiples abusos y violaciones a los derechos humanosâ€
¿A quiénes representa esa jerarquÃa de la Iglesia Católica? ¿qué dice la doctrina de la Fé con respecto a la posibilidad de que un sacerdote pederasta siga impartiendo el sacramento del bautismo o el del matrimonio?Â
Como concluye Barrera Tyzka: “La realidad se mueve cada vez más rápido y la jerarquÃa de la iglesia es cada vez más lenta. En el ámbito de la religión, el rigor autoritario puede ser suicidaâ€