FA/CMR
Hace varios meses, en vÃsperas de la comparecencia de los consejeros delegados de Facebook, Twitter y Google ante el Congreso de Estados Unidos por la difusión de desinformación y noticias falsas sobre las vacunas contra el COVID-19, un estudio del Centro para Contrarrestar el Odio Digital (Center for Countering Digital Hate/CCDH) y el Observatorio Antivacunas (Anti-Vax Watch) señala que 12 individuos son responsables de la mayorÃa de las falsedades publicadas en redes sociales.
El reporte, titulado La Docena de la Desinformación, señala que 73 por ciento de la desinformación en Facebook y 17 por ciento de las fake news en Twitter en torno a la efectividad y seguridad de las vacunas contra el COVID-19 pueden ligarse a 12 personas, todas con presencia en lÃnea pese a la insistencia de las tecnológicas de que controlar la desinformación en una tarea monumental.
The Disinformation Dozen son doce anti-vacunas que desempeñan un papel destacado en la difusión de información errónea digital sobre las vacunas Covid. Fueron seleccionados porque tienen un gran número de seguidores, producen grandes volúmenes de contenido antivacunas o han visto un rápido crecimiento de sus cuentas de redes sociales en los últimos dos meses y además obtienen beneficios económicos o reputacionales por ello.
Según el informe los señalados son: Joseph Mercola, Robert F. Kennedy, Jr., Ty y Charlene Bollinger, Sherri Tenpenny,Rizza Islam,Rashid Buttar, Erin Elizabeth, Sayer Ji, Kelly Brogan, Christiane Northrup, BenTapper, Kevin Jenkins.
El análisis de una muestra de contenido antivacunas que se compartió o publicó en Facebook y Twitter un total de 812.000 veces entre el 1 de febrero y el 16 de marzo de 2021 muestra que el 65 por ciento del contenido antivacunas es atribuible a este grupo de personas, la Docena de desinformación. El informe reciente de CCDH, Malgorithm, descubrió evidencia de que el algoritmo de Instagram recomienda activamente información errónea similar.
Menciona The New York Times un artÃculo del osteópata Joseph Mercole que apareció en lÃnea el 9 de febrero pasado y “comenzó con una pregunta aparentemente inocua sobre la definición legal de las vacunas. Luego, durante sus siguientes 3.400 palabras, declaró que las vacunas contra el coronavirus eran «un fraude médico» y dijo que las inyecciones no previenen infecciones, brindan inmunidad o detienen la transmisión de la enfermedad. En cambio, afirmaba el artÃculo, las inyecciones «alteran su codificación genética, convirtiéndolo en una fábrica de proteÃnas virales que no tiene cómo apagarse».
Lo más grave, no sólo fueron las falsedades todas refutables sino cómo se distribuyó esa información falsa. Continúa The New York Times: “Durante las siguientes horas, el artÃculo fue traducido del inglés al español y al polaco. Apareció en docenas de blogs y fue recogido por activistas anti-vacunación, quienes repitieron las afirmaciones falsas en lÃnea.â€
“Su audiencia es sustancial’, señala The New York Times sobre Mercola. “La página oficial de Facebook en inglés del osteópata tiene más de 1.7 millones de seguidores, mientras que su página en español tiene 1 millón de seguidores. El Times también encontró otras 17 páginas de Facebook que parecÃan ser administradas por él o estaban estrechamente relacionadas con sus negocios. En Twitter, tiene casi 300.000 seguidores, además de casi 400.000 en YouTubeâ€.
Como él otros once personas han alimentado según el  Centro para Contrarrestar el Odio Digital (Center for Countering Digital Hate/CCDH) y el Observatorio Antivacunas (Anti-Vax Watch) las creencias de que vacunarse no es recomendable.
Hoy las personas que no se han vacunado se enfrentan a la variante Delta sin protección y forman parte no sólo del creciente número de infectados sino también de los que han muerto por la enfermedad y por creer que en realidad protegen sus propios principios y no la distorsión interesada de terceros.