Estamos a pocas horas de la juramentación de Joe Biden como Presidente de los Estados Unidos para el período 2021-2024, en medio de la pandemia y la agitación política generalizada. Por primera vez, la procesión a la Casa Blanca será reemplazada por un «desfile virtual» en un esfuerzo por frenar la propagación de un virus que ha matado a casi 400.000 estadounidenses. La toma de posesión se realiza en medio de un ambiente polarizado, resguardado militarmente y con un Presidente saliente que quiere convertir su último discurso en ese cargo, en su último show mediático.
Muchos se preguntan si se han vivido circunstancias similares en el pasado a éstas que se viven en la toma de posesión de Biden. El profesor Ted Widmer del Macaulay Honors College de la ciudad de Nueva York, autor de «Lincoln on the Verge: Thirteen Days to Washington» busca con su artículo en el de The Washington Post, esa respuesta.
El artículo se titula: “Lincoln también llegó a la presidencia en un momento traicionero”, cito.
“(Traigo al trabajo un corazón honesto), dijo Abraham Lincoln en Harrisburg, Pensilvania, el día antes de su viaje en tren nocturno a Washington el 4 de marzo de 1861.
Pocos dudaron de que fuera cierto: la honestidad de Lincoln ya era su cualidad más conocida cuando completó un agotador viaje de 1,900 millas desde Springfield, Ill., hasta su primera inauguración. Pero, ¿sería eso suficiente para resistir las intrigas de una capital conocida por hacer un despacho rápido de tipos honestos?
La ciudad de Washington había estado inusualmente removida en las semanas anteriores al Día de la Inauguración. Siete estados ya habían abandonado la Unión; una turba había intentado atacar el Capitolio el día en que el Congreso se reunió para tabular el voto del colegio electoral. Las peleas estallaron en las galerías durante los discursos, donde los espectadores se burlaron, «¡Abe Lincoln nunca vendrá aquí!»
Cualquier parecido con la realidad, no parece coincidencia, ¿ verdad?
Continúa el profesor Widmer: “Durante el invierno, milicias armadas desfilaron por la ciudad y los hooligans destrozaron las imprentas republicanas, como para evitar que las noticias fluyeran. Los rumores recorrieron el Distrito de que una milicia iba a invadir desde Virginia para establecer un nuevo gobierno a favor de la esclavitud. Querían quedarse con todo: el Capitolio, la Casa Blanca y especialmente el nombre: los Estados Unidos de América. Lincoln habría tenido que comenzar su presidencia en otro lugar.
Había mucho más en la oposición visceral a Lincoln que solo sus puntos de vista sobre la esclavitud…A medida que Lincoln se acercaba, sus enemigos se duplicaban. Mientras la presidencia de James Buchanan se estaba acabando, el secretario del Tesoro trató de distraer la atención llamando a Lincoln «un enemigo de la raza humana«.
El ambiente era bastante parecido y los miedos se disparaban por doquier
Continúa el profesor:
“Lincoln había insistido en visitar el Independence Hall de Filadelfia de camino a Washington. Allí, pronunció un discurso apasionado antes de tomar una serie de trenes secretos en medio de la noche, simplemente para superar otra carrera de obstáculos de posibles asesinos.
Al principio del viaje, un artefacto explosivo fue retirado del tren de Lincoln solo unos minutos antes de que subiera al vagón en Cincinnati; cuando partió de Filadelfia hacia DC, extraños sospechosos acechaban en la plataforma…”
Continúa Widmer describiendo lo ocurrido entonces: “Lincoln llega a las 6 a.m. D.C. asombró a una ciudad que se había preguntado si sobreviviría siquiera al viaje…En la mañana de su investidura, los periódicos locales informaron sobre la posibilidad de que «se intentaría dispararle al Sr. Lincoln mientras pronunciaba su investidura».
El desfile inaugural fue retrasado por el presidente saliente, que estaba firmando indultos y proyectos de ley que protegerían a los amigos en una industria poderosa.
Sin embargo, como escribe Widmer “La inauguración se llevó a cabo sin problemas, incluida la petición de Lincoln de que los estadounidenses sigan siendo «amigos, no enemigos».
Hoy a vísperas de un momento histórico, el Presidente Biden hará el juramento de 35 palabras:
«Juro solemnemente que ejecutaré fielmente la Oficina del Presidente de los Estados Unidos y que, lo mejor que pueda, preservaré, protegeré y defenderé la Constitución de los Estados Unidos»
No estará acompañado por el Presidente saliente que se ha negado a asistir sino por el Vicepresidente Mike Pence. Una forma de preservar una tradición que lleva un fuerte simbolismo para mostrar que lo anterior, el gobierno pasado y lo nuevo, el nuevo liderazgo del país, pueden llevarse bien, incluso si están en partidos diferentes.
Hoy dedicamos este programa a presentar los logros y errores del legado que deja el Presidente Trump.
Como nos recuerda el profesor Widmer en The Washington Post:”La oración final de Lincoln incluyó una súplica que a menudo se repite desde entonces: que escuchemos a nuestros mejores ángeles”
Así como entonces esa juramentación ofreció una nueva y poderosa razón para tener fé en la política en 1861, esperamos que ésta permita sembrar los caminos de la reconciliación y la unión. Al final, no necesitamos ángeles si compartimos un único destino: defender la democracia y la libertad.
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