Donald Trump ordenó una nueva retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán e Irak. El Pentágono anunció el día de ayer, que el contingente estadounidense en cada uno de estos dos países se retirará cinco días antes de que el actual presidente deje la Casa Blanca.
El secretario de Defensa interino, Chris Miller, dijo que la decisión refleja la política de Trump de «conducir las guerras en Afganistán e Irak a una conclusión exitosa y responsable, y regresar a nuestros valientes soldados a casa».
Joseph Hage, analista político del Medio Oriente y Terrorismo, analizó el tema en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.
“Hay que ser realistas. El tener 5.000 soldados ya sea en Irak y en Afganistán, no va a cambiar las cosas en el terreno de batalla. Ahora mismo, con 5.000 soldados, Estados Unidos solo está apoyando en las fuerzas locales. En Afganistán también hay fuerzas de la OTAN. Los militares siempre tienen miedo que el reducir la presencia de efectivos podría abrir ventanillas para ataques directos, pero la realidad es que la respuesta de un ataque no será por parte de las fuerzas que están en el campo, sino de la fuerza aérea y drones. Esa retirada de tropas no va a afectar la seguridad nacional de Estados Unidos ni mantendrá el orden de en estos dos países”, explicó el analista.
Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN, alertó del «alto precio» que se puede pagar «si Estados Unidos y las fuerzas aliadas se marchan de Afganistán demasiado rápido».
“El miedo está más que todo en Irak. Afganistán es diferente porque las fuerzas de seguridad afganas tienen el control con el apoyo de Estados Unidos. Tampoco tienen presencia en las provincias y esto le daría la oportunidad a los Talibanes de aliarse con otras organizaciones y avanzar, pero ese riesgo no está. El tener 5.000 o 2.500 tropas no es representativo en ese aspecto. En Irak es diferente, porque en el pasado la retirada de tropas fue la causa del surgimiento del Estado Islámico, porque el gobierno iraquí no tuvo la capacidad de combatirlo”, agregó Stoltenberg.
En la región del Medio Oriente la nación que más preocupa es Irán. La nación persa ha ampliado su nivel de influencia e incluso el Obispo venezolano Mario Moronta ha denunciado un proceso de “islamización” de Venezuela.
“El obispo tiene razón . Irán y sus aliados han comenzado hace varios años a sembrar una idea de expansión islámico-iraní, en la región y en América Latina. Hay que tener mucho cuidado con Venezuela. Irán no tiene nada para ofrecer a Venezuela, más allá de la revolución islámica. El único recurso que tiene Irán es el petróleo y con el dinero del crudo incita a la violencia. Dentro de la meta ideológica de los ayatolas iraníes está la islamización del mundo y encontraron en Venezuela un beneficio para establecerse en la región. Es un punto estratégico, cercano a Estados Unidos. Si Irán islamiza a Venezuela, sería el comienzo de la revolución islámica en América Latina”, puntualizó Hage.
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