En una entrevista realizada por el director de El Estímulo, Omar Lugo, al analista y consultor político Jesús Seguías, manifestó que el principal problema que tiene la oposición venezolana en estos momentos no son las condiciones electorales, sino la fragmentación interna de la división de los líderes.
Según los últimos datos de la encuestadora que dirige Seguías, Datincorp, el 88% de los venezolanos rechazan a Juan Guaidó al gobierno interino. Solo 16% de los encuestados lo reconoce como Presidente de la República.
Seguías analizó estos datos en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.
“Ante el fracaso de las salidas insurreccionales y militares en Venezuela, muchos venezolanos depositaron toda su esperanza en Donald Trump. Es obvio que el mandatario estadounidense ejecutó una política muy fuerte contra Nicolás Maduro, aplicando sanciones muy duras con la intención de forzar la renuncia de Maduro o que factores internos del chavismo lo destituyeran como pensaron hacerlo el 30 de abril del año pasado y el 27 de febrero con la entrada de la ayuda humanitaria, pero esos intentos fracasaron. Muchas personas vieron en Trump la persona que lograría el cambio de gobierno en Venezuela. La mayoría de las personas se tomaron muy en serio que todas las opciones estaban sobre la mesa”, explicó Seguías.
Muchas personas creen que la única solución para el conflicto venezolano es una intervención militar. Líderes como María Corina Machado y Antonio Ledezma siguen apostando a esa opción.
“Los venezolanos saben que con sanciones no se logrará el cambio político. Los venezolanos solo estaban enfocados en una salida militar internacional. De hecho, algunos dirigentes opositores estimularon esto. El punto es que Donald Trump nunca tuvo sobre la mesa todas las opciones. Eso fue un recurso de la amenaza creíble para que Maduro entrará en un proceso de negociación que pasará primero por su salida del gobierno. Luego del fracaso del 30 de abril, no quedan más opciones. Las sanciones no lo han sacado, no hay posibilidad de un golpe de Estado, y tampoco ha funcionado la rebelión civil. En este sentido, lo único que queda es la intervención militar, a menos que haya una negociación o haya cambios estratégicos. Donald Trump y la Casa Blanca cometen el error de no cambiar su estrategia para entrar en un proceso de negociación con Maduro para lograr el cambio pacífico y constitucional, sabiendo que el cese de la usurpación no es factible. En función de eso es que debieron estar dirigidas las sanciones”, agregó el analista.
Desde el gobierno interino e incluso funcionarios del gobierno estadounidense como Mike Pompeo y Elliott Abrams, afirmaron que lo único que hablarían con Maduro era su salida.
“Insistir en la salida de Maduro fue meterse en un callejón sin salida y Trump fracasa en su política con Venezuela. Sin embargo, muchos venezolanos pensaron que tenían el as bajo la manga de la intervención militar”.
Mucho se ha hablado de las sanciones. Algunos están en desacuerdo porque creen que afecta la calidad de vida de los venezolanos. Otros afirman que retirar las sanciones sería un respiro para Maduro. Incluso Álvaro Uribe se mostró pesimista con el efecto de las sanciones.
“No conozco el primer gobernante del bloque comunista que haya salido con sanciones. Los cubanos tienen 60 años y ninguna sanción ha logrado el objetivo de sacar a los Castro. Tampoco han logrado el objetivo en Irán, en Corea del Norte, ni en Siria. Las sanciones son efectivas contra los factores políticos que respetan y le temen a la Casa Blanca. En el caso de los socialistas que gobiernan en Venezuela, ellos nacieron para confrontar a los Estados Unidos, esa es su épica revolucionaria. En este sentido, la administración Trump se equivoca con el diagnóstico sobre Nicolás Maduro. También hay que entender que una intervención internacional no resolverá el problema económico del país que es el más importante”, enfatizó el consultor político.
Ante este escenario surgen las dudas sobre cuáles deben ser las estrategias de la oposición venezolana.
“La oposición venezolana de pensar en parar la crisis humanitaria independientemente de la solución política. Es un tema que afecta más a la oposición que al gobierno, porque las personas que huyen del país son en su mayoría opositores. En este sentido, la base electoral opositora se ha deteriorado enormemente producto del éxodo. A la oposición le conviene dedicarse a resolver el problema económico y atender el tema político en paralelo y a través de la negociación. Solo se puede resolver la crisis económica por medio de la inversión privada internacional y nacional, pero esa inversión no va a llegar en un país incendiado por los cuatro costados. Por eso el cómo lograr el cambio político es importante. La crisis económica solo se resolverá con el cambio político pacífico y electoral”, expuso Seguías.
Finalmente, el analista concluye que Venezuela es un país desgastado. “El nivel de la conflictividad de la oposición es insostenible, si se ponen a buscar culpables el efecto será el contrario al deseado. El país también está cansado de los diagnósticos. Aunque es importante, la oposición venezolana está perdida en un mar de denuncias y diagnósticos y no le dicen a la gente qué es lo que hay qué hacer para solucionar la crisis”, puntualizó.
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