Bajo el lema de “ordenar la casa”, el Gobierno de Chile promulgó este domingo la nueva Ley de Migración que tardó 8 años en aprobarse y que recibió una lluvia de críticas de la oposición y de organizaciones pro migrantes por imponer una mayor “rigidez” fronteriza y agilizar las deportaciones.
La nueva ley busca facilitar las deportaciones y exige obtener un visado en el país de origen con el fin de evitar que extranjeros ingresen en calidad de turistas y cambien su situación migratoria para poder buscar trabajo.
La norma se aprobó el pasado diciembre en el Parlamento tras una discusión engañosa y en enero un grupo de diputados de izquierda, parte de la oposición, presentó ante el Tribunal Constitucional un requerimiento al considerar “inconstitucionales” varios artículos que el Ejecutivo consideraba “claves”.
El analista político Guillermo Holzman abordó el tema en el programa En Conexión, conducido por César Miguel Rondón.
“El orden de la casa a la cual se refiere el presidente, tiene que ver con regularizar a los emigrantes que han entrado de manera irregular por pasos no habilitados. Establecer su condición en Chile, conformar una nueva estructura administrativa para atender a los emigrantes y lograr una especie de filtro con las visas de trabajo o de turismo. En consecuencia tiene dos partes: regularizar los migrantes que ya están en Chile, y establecer un nuevo mecanismo para ordenar el ingreso de nuevos migrantes”, indicó Holzman.
Para el analista la ley se tardo en aprobarse por las discrepancias que había entre el poder ejecutivo y el legislativo. “Eso sucedió en el gobierno de Piñera y como en los gobiernos de Bachelet. También había intereses políticos con la posición de Chile con respecto a los migrantes”, agregó.
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El experto indicó que Chile ha recibido un gran número de inmigrantes haitianos y venezolanos. “Se espera que con esta ley se cree una plataforma mínima para poder ordenar el ingreso de las personas a nuestro país”, explicó.
Parte del pueblo chileno puede recibir con beneplácito esta ley. No obstante, un sector de la población ha criticado la ley.
“Las críticas tiene que ver con dos posiciones. La primera es la postura xenófoba radical que cree que el inmigrante vendrá a quitarle y usurpar sus derechos. Otro grupo cree que hay que ser más solidarios con las personas que quieren entrar al país”, aclaró.
Para Holzman la alta presencia de venezolanos en Chile pudo determinar la ley.
“Chile trató el tema de la crisis venezolana de dos maneras. Por una parte hubo una ayuda humanitaria y luego se entendió que muchos venezolanos venían en calidad de refugiados escapando del régimen de Maduro. Por eso había un flujo de personas que caminaba desde Venezuela, pasaba hasta Colombia, Ecuador, Perú y Chile. Ingresaban a Chile porque no se pedía ningún tipo de documentación. Por eso se presionó mucho para que se aprobara la nueva ley migratoria”, puntualizó.
El analista explicó que aquellos venezolanos que hayan regularizado su estatus en Chile, se podrían quedar en el país. “Los que tienen una situación irregular, tendrán que irse del país ya sea voluntariamente o por la vía de la expulsión”, sentenció.