Definitivamente, este 2020 ha sido un año complejo, contradictorio, doloroso pero también aleccionador.Â
Para quienes viven en Estados Unidos, el último jueves de noviembre, se celebra el dÃa de Acción de Gracias, que es una rica tradición familiar que se remonta a un banquete que tuvo lugar en el año 1621 entre los peregrinos ingleses que fundaron la colonia de Plymouth (en lo que actualmente es Massachusetts) y los indÃgenas de la tribu de los wampanoag, quienes lograron una buena cosecha, trabajando unidos, ese 1621.Â
En el año anterior, 1620, los colonos ingleses llegaron a establecerse, muy tarde para la cosecha, por lo que no contaron con suficiente alimento y sufrieron un mortal invierno. Sin embargo, el año siguiente, la historia cambió.
En la tradición se agradece lo cosechado, lo que podemos llevar a la mesa y lo que se ha conseguido valorar del año transcurrido.
Este año lo vivimos en medio de una pandemia que ha generado caos, aislamiento y muerte, pero sin embargo, tenemos mucho que agradecer.
Como por ejemplo, la sacrificada labor de los trabajadores de la salud, médicos, asistentes y enfermeras, que han estado en la primera lÃnea combatiendo a un enemigo que ha costado mucho descifrar, como lo es el Covid 19. Nunca antes fueron protagonistas tan valorados y aplaudidos. A ellos nuestras humildes palabras de agradecimiento.
A los maestros, que a pesar del confinamiento, se convirtieron en profesores a distancia, usando tecnologÃa que muchos no conocÃan y adecuando sus lecciones a ese nuevo lenguaje. A aquellos que lograron mantenerse conectados con sus alumnos con palabras de aliento y sabidurÃa, muchas gracias.
A los cientÃficos, que han librado una batalla en múltiples frentes para develar el contagio, la letalidad, los tratamientos, la vacuna para que podamos sentirnos seguros y libres. Nunca antes estuvimos tan pendientes de sus palabras y advertencias, agradecidos estamos.
A los cocineros, a los repartidores, que se convirtieron en amigos cercanos, necesarios en su reingenierÃa y en la nuestra.
A los polÃticos, unos pocos, que no jugaron con la salud de sus ciudadanos, que escogieron decir la verdad y brindaron recomendaciones y acciones oportunas.
A mis vecinos, los que respetaron las reglas y usaron sus máscaras, aquà o en mi paÃs, Venezuela, por todo el daño que con esta acción se evitaron a sà mismos y a nuestras familias. Gracias por cubrir tu rostro, y descubrir tu responsabilidad.
A mis hijos y amigos, que no se detuvieron, a pesar de la distancia, y estuvieron cerca, via zoom o whatsapp. Su compañÃa nos ha fortalecido y sus consejos también.
A la naturaleza, que se nos hizo más necesaria que nunca. Ahora el mar, el cielo, los pájaros, los perros, los gatos. Sus sonidos.
A los que se fueron, porque nos quedamos tristes, pero no nos dejaron, porque siempre estarán con nosotros.Â
A este 2020, que nos ha marcado, haciendo que veamos hacia adentro, lo que siempre buscamos fuera, paz, compasión y compromiso.