Una de las consecuencias de la crisis sanitaria del COVID-19, ha sido una recesión mundial. Por largos meses la economía de todo el mundo se paralizó debido a los largos confinamientos y hasta ahora es que comienza a reactivarse en algunos países asiáticos y europeos. Sin embargo, Latinoamérica sigue paralizada.
Una de las regiones más afectadas ha sido América Latina. Las proyecciones indican que las consecuencias económicas son devastadoras. Se prevé que el PIB de todos los países de la región disminuya y que el desempleo crezca.
Héctor Casanueva, Vicepresidente Ejecutivo del Foro Académico Permanente Unión Europea-América Latina y el Caribe, abordó el tema en el programa Día a Día, conducido por César Miguel Rondón.
“La economía está deprimida en toda la región. En algunos países más y en otros menos, porque la pandemia atacó a cada país de diferente manera, dependiendo de los fundamentos de la economía y de la fortaleza institucional de cada nación. Antes de la pandemia Latinoamérica venía con un crecimiento razonable. En los últimos 10 años gran parte de la población había salido de la pobreza y podido ingresar a la clase media, pero seguía teniendo una fragilidad en la economía, eran países exportadores de pocos productos y muy concentrados en pocos mercados. Llega la pandemia y ahora la economía está muy deprimida, es una situación grave. Los cálculos más objetivos de la CEPAL y del BID, indican que el desempleo va a crecer entre el 14 y el 15%, y que el promedio del PIB de la región caerá en el orden del 14%. Es decir, América Latina va a retroceder una década y la región volverá a los niveles de 2010. Estamos perdiendo una década en Latinoamérica a causa de la pandemia”, dijo Casanueva
El analista también indicó que desde este momento el desempleo en Latinoamérica se centra en 14% y que la situación es más dramática cuando se toma en cuenta que “el 50% del empleo de la región era precario o informal, por lo que no estaba afiliado a la seguridad social”.
Es un hecho que el mundo comienza adentrarse en una nueva crisis económica, que dejará más desempleo, pobreza y hambre. Sin embargo, conociendo los que se avecina, los países pueden tomar algunas medidas para paliar los efectos de la crisis.
“Hay que articular políticas inmediatas de shock pero también buscar políticas de largo plazo. Las medidas de shock tienen que ver con que los gobiernos hagan transferencias directas a la población vulnerable. La gente que está en la economía informal no puede salir a vender, porque están confinados. Igualmente, se deben hacer transferencias indirectas a la población de la tercera edad y a los niños. Estamos hablando transferencias de dinero que deben llegar al bolsillo de las personas. Es un apoyo fuerte del estado en materia tributaria para ayudar a la empresa. Se espera que más del 50% de las microempresas vayan a desaparecer. También deben ejecutarse medidas de shock a los sistemas sanitarios que han estado colapsados. Ahora la pregunta es de dónde sale el dinero, porque hay países que tiene un problema de default o que no tienen caja suficiente para financiar esto. En este sentido, hay que coordinar un mecanismo de entendimiento para que los organismos internacionales de crédito y de financiación hagan transferencias blandas de dinero”, explicó el Vicepresidente Ejecutivo del Foro Académico Permanente Unión Europea-América Latina y el Caribe.
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